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EL MAL EN EL PENSAMIENTO GRIEGO: DE LA TEOGONÍA… 47 - , - s e , e - s e - r - a s e l a l - e - a - a el fundamento de la concepción dual del hombre, es, en el fondo, un paradigma de explicación del origen del mal, que se atribuye a una cierta mancha que el alma adquirió y que el cuerpo ayuda a propa- gar. Aunque el cuerpo no se considera el origen del mal, es innegable que contribuye a su permanencia y expansión en el mundo, que es también un ser vivo, dotado de cuerpo. Es probable que no exista una exposición más precisa del relato primitivo y de su apropiación por la filosofía griega que las páginas que dedica Ricoeur a este mito del alma desterrada y la salvación por el conocimiento 47 . El trabajo hermenéutico de remontarse hasta el relato primitivo del mito órfico y la interpretación de las diferentes versiones que presenta la filosofía griega constituye un modelo de aplicación del método hermenéutico de indudable atractivo. Por ello, es inevitable que sigamos de cerca esta modélica reconstrucción. Según las versiones neoplatónicas del mito, el relato originario del mito debió reducirse a esto: el niño dios Dioniso fue matado y devorado por los titanes, a los que Zeus fulminó con su rayo, redu- ciéndolos a cenizas 48 , de las que luego hizo al hombre. Por esta razón hay en el hombre un elemento titánico y malvado que es el cuerpo y otro divino, por la comunión del dios, que es el alma. Sencillo pero esencial núcleo mítico que constituye el punto de apoyo de la reli- gión órfica, de la doctrina pitagórica del alma y de la antropología platónica, tal como se presenta en el Fedón . Como ha destacado con exactitud Ricoeur, este mito es el único que marca una escisión entre el cuerpo y el alma, ya que tanto en el mito de la creación, como en el de la caída o en el mito trágico, el hombre es tomado unitariamente, sin el más leve rasgo de dualismo. 47 P. RICOEUR, O.c. , 427-451. 48 No es fácil descifrar el significado de estas cenizas primordiales, pero tal vez pueda ayudar la interpretación antropológica que de las mismas ha dado el profesor Dionisio Castillo, en su monumental estudio antropológico-fenomenológico de los Barí, una de las etnias primitivas de Sudamérica. Refiriéndose al mito de “Sibabió”, en el que la tradición barí relata el origen del mal, encontramos las cenizas de la viejecita consideradas por los barí como símbolo del mal radical. El profesor Castillo interpreta que las cenizas son el símbolo de las limitaciones de la propia etnia y, por analogía, nos induce a interpretar las cenizas de los titanes como expresión del mal y de la finitud constitutiva del ser humano. Véase D. CASTILLO, Mito y sociedad en los Barí (Salamanca 1992) 268-269.

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