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34 PABLO GARCÍA CASTILLO luminoso, porque ella es heredera de la noche, que engaña con las apariencias, con palabras que seducen. Ésta es Pandora, la que ha recibido, como indica su nombre, dones y regalos de todos los dioses. Prometeo, el previsor, como indica su nombre, presiente las desgracias que aguardan a los hom- bres a causa de este regalo envenenado, de este dulce castigo. Y decide no aceptarlo. Pero lo hace su hermano Epimeteo, el que ve siempre tarde. Epimeteo queda prendado de este ser espléndido que trae a los hombres todos los males. Porque la mujer es el nuevo fuego que Zeus envía a los mortales, un fuego devorador, por su insaciable apetito, que acaba con todos los alimentos, y por su pasión ardiente que consumirá también al hombre. Es también la insaciable curiosi- dad que destapa la vasija que contiene todos los males: la fatiga, el hambre, las enfermedades y la muerte 16 . Y el final de Prometeo, según el mito primitivo, es también el resultado de un castigo ejemplar. Él que ha querido entregar la carne para alimento de los seres humanos es castigado a permanecer atado a una roca, sin poder moverse. Todos los días el águila de Zeus, símbolo de su fuego, de su rayo divino robado por el titán, devora por completo el hígado de Prometeo, que se renueva cada noche. Así Prometeo vuelve a ser el vínculo y el puente entre los dioses y los hombres y su carne, que muere y renace, es símbolo del tiempo humano, del ser y del tiempo efímero del hombre. Los dioses son inmortales, su tiempo es inmóvil, estable, sin duración ni alteración alguna, mientras que el tiempo de los mortales es lineal, un movi- miento que tiene sentido único: “del nacer al perecer, según la nece- sidad”, como lo expresó con propiedad el primer fragmento de la filosofía griega escrito en prosa por Anaximandro. Y, entre la eterni- dad o ausencia de tiempo de los dioses y el tiempo que conduce a la inexorable muerte de los mortales, el tiempo prometeico es el tiempo cíclico, el tiempo circular, que servirá de modelo del tiempo aristoté- lico y del tiempo como imagen de la eternidad, tal como lo definirá Platón en su Timeo . El hígado de Prometeo representa el tiempo 16 Resulta muy ilustrativo el comentario de la creación del primer hombre por Prometeo y de la primera mujer, Pandora, en las bellas páginas de A. RUIZ DE ELVIRA, Prometeo, Pandora y los orígenes del hombre , en Cuadernos de Filología Clásica 3 (1971) 79-108. c l c t c a c l a a s li c t c t

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