NG200603004

La conciencia de ser imagen divina es imprescindible para dis- tinguirse del resto de los animales, cuando la olvida, sin perder su dignidad, se vuelve como el resto de los seres creados; ahora bien surge una pregunta de exigencia intelectual: “Si l’homme est vrai- ment une image de Dieu, comment se connaîtrait-il sans connaître Dieu? Mais si c’est vraiment de Dieu qu’il est l’image, comment se connaîtrait-il soi-même?” 40 . La profundidad que exige la respuesta a estas preguntas implica una interioridad y una profundización en la subjetividad humana que trasciende su propio ser en la elevación a la dignidad que sostiene su existencia. Esta es una aportación del cristianismo que no podían ver los filósofos griegos, como recuerda Gilson citando las reflexiones de Ricardo de San Víctor: “ Magna altitudo scientiae seipsum perfecte cognovisse. Mons magnus et altus, plena cognitio rationalis spiritus. Omnium munda- narum scientiarum cacumina mons iste transcendit, omnem philoso- phiam, omnem mundi scientiam ab alto despicit. Quid tale Aristoteles, quid tale Plato invenit, quid tanta philosophorum turba, tale invenire potuit?” 41 . Y es que el alma no puede ser descrita sólo con categorías pro- pias de la filosofía especulativa o natural; no sólo porque sus con- ceptos no pueden definir en qué consiste el alma humana, sino por- que se les escapa la significación profunda de su ser alma que es un “ apex mentis” al decir de los agustinianos o “ fine pointe ” como dirá Francisco de Sales 42 . El conocimiento de sí mismo como y a partir de imagen y semejanza de Dios se constituye en sabiduría 43 . Lo que hemos resumido brevemente sobre el socratismo cristia- no nos suena irremediablemente a san Buenaventura. De hecho, el filósofo galo hace mención expresa del maestro franciscano recor- dándonos que lo dicho sobre el alma se realiza más aún “chez Bona- venture, pour qui l’homme, en tant qu’image, est comme un inter- médiaire entre Dieu et la création” 44 . Vamos a centrarnos, pues, en EL SOCRATISMO CRISTIANO EN SAN BUENAVENTURA 655 tus esset et qualiter incedere deberet, quid agere, quid cavere similiter. Hoc totum erat semetipsum agnoscere ”. É. GILSON, O.c ., 222. 40 Ib. , 225. 41 Ib. , 227. RICARDO DE SAN VÍCTOR, Benjamin minor , c. 75, PL 196, 54. 42 É. GILSON, O.c ., 230. 43 Ib. , 233. 44 Ib. , 231.

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