NG200603004

en aquello que lo define, es decir, lo es en razón de su forma. Una forma que es propia a su estructura formal de ser, que la diferencia, a su vez, de otros seres creados y lo sitúa entre aquellos seres que, de forma propia pueden soportar la categoría de persona (hombres y ángeles), aunque sea de forma participada de quien lo posee de forma propia (Dios). El hombre se eleva sobre el supuesto común del ser creado, siendo una creatura especial dotada de una dignidad que le confiere nobleza, una nobleza natural que se distingue por su ser naturaleza racional 54 . El hombre posee alma y cuerpo como coprincipios de distinto peso en un ser que es uno por esencia 55 . El cuerpo como todo prin- cipio material puede referirse a Dios como a principio creador; pero lo que posibilita que el hombre establezca una relación como a objeto motivo y como a don inhabitante, es el alma 56 . El alma, soporte de dignidad y nobleza, posibilita que el ser humano encuen- tre un punto de relación en la conciencia. Nos interesa acentuar aquí cómo el hombre en cuanto persona posee una distinción propia que le hace tener vocación de superación de su ser individuo. Su digni- dad esencial descansa en su ser racional, y es allí donde, sin renun- ciar a su ser propio, trasciende su individualidad. En cuanto más desarrolla su ser mismo, su singularidad y capacidad individual, más queda relacionado a los seres que le rodean, de modo especial a Dios a quien se ve referenciado. Así, la constitución personal en el hombre es importada del origen ( ex principiis originalibus ) 57 e implementa su carácter relacional, en cuanto que su propia natura- leza definida como carencia exige la relación con quien le dota de existencia. Así, el alma hace al hombre capaz de Dios 58 al estar EL SOCRATISMO CRISTIANO EN SAN BUENAVENTURA 659 54 Cf. I Sent ., d. 23, a. 1, q. 3: I, 409-410. 55 I Sent. , d. 31, a. 1, q. 1: II, 741: “ (...) homo sit unum quied per essentiam ”. 56 Brevil. , p.2, c.12: V, 230. 57 Cf. I Sent. , d. 34, a. un., q. 1: I, 586-588. 58 II Sent. , d. 16, a. 1, q. 1 concl.: II, 395: “ (...) eo quod «capax Dei est et par- ticpes esse potest», inmediate ordinatur in ipsum ”. Cf. T. SZABO, De SS. Trinitate in creaturis refulgente doctrina S. Bonaventurae (Roma 1955) 65-85; G. LANGEVIN, “Capax Dei”. La crétaure intellectuelle et l’intimité de Dieu (Bruges-Paris 1966); T. MOURIEN , “Capacitas”, en J.-G. BOUGEROL, (dir.), Lexique saint Bonaventure (Paris 1969) 29; L., MATHIEU, La Trinité créatrice d’après saint Bonaventure (Paris 1992) 236-242.

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