NG200603003
diálogo inicia diferentes caminos que después son abandonados. Los confusos argumentos socráticos hacen que Protágoras admita cierta unidad en las virtudes dado que, por ejemplo, es muy difícil que un hombre sabio sea injusto. Pero hay una virtud que parece diferenciarse de todas las demás, a saber, el valor. Encontraremos multitud de hombres tremendamente injustos, impíos e ignorantes, pero, a pesar de ello, extremadamente valientes. Sin embargo, Sócrates desear replantear aquí la cuestión que ya discutió en el Laques : ¿qué es el valor? Para ello, intentará distinguir entre el valor y la temeridad. Es valiente el caballero que se adentra en el campo de batalla y que posee buenos conocimientos acerca de la monta del caballo. Quien lucha sin conocimiento del manejo de la espada y el escudo no es valiente sino temerario. Protágoras tiene ya una clara idea de las pretensiones de Sócrates, que quiere identificar el valor con el saber. Sin embargo, sus numerosas objeciones hacen que la línea argumentativa se interrumpa bruscamente una vez más. Sócrates buscará ahora un nuevo camino. Este largo recorrido por las principales discusiones presentes en el Protágoras pretendía mostrar, única y exclusivamente, que la intención primordial de Sócrates es la identificación de saber y vir- tud, tanto en los argumentos anteriores como en la discusión acer- ca del placer. Esto nos permitirá mostrar la inexistencia de contra- dicciones entre las tesis que Sócrates defiende aquí y en el Gorgias . El planteamiento socrático comienza afirmando que quien ha llevado una vida enteramente agradable ha sido feliz. Y si agradable es todo aquello que conlleva placer, parece que la conclusión nece- saria sería la identificación del bien y el placer. Pero no será Sócra- tes sino el mismo Protágoras quien desconfíe de esta afirmación: “ me parece más seguro para mí responder no sólo frente a esta pre- gunta de ahora, sino también de acuerdo con toda mi vida pasada, que hay, entre las cosas agradables ( tw`n hJdevwn ), algunas que no son buenas ( ajgaqav ) , y, al contrario, que entre las desagradables ( tw`n ajniarw`n ), las hay que no son malas ( kakav ) , y otras que lo son ” 9 . Los interlocutores analizan la opinión general al respecto y coinciden en que placeres y dolores pueden ser de dos clases, no en cuanto a la sensación inmediata que producen sino atendiendo a sus conse- LA EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA PLATÓNICA DEL PLACER 605 9 Ib ., 351d.
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