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tamiento del placer en los cuatro diálogos analizados 72 . Hay, por supuesto, múltiples matizaciones, especialmente en este tardío File- bo , en el que se examina con más detalle la naturaleza y especies del placer. Pero las diferencias que encontramos no son suficientes para afirmar que Platón defiende inicialmente un hedonismo que después rechaza desde una perspectiva puritana y ascética. El pen- samiento platónico va desligándose paulatinamente del socrático, especialmente patente en el Protágoras , pero no encuentro argu- mentos suficientes para afirmar que Platón tergiversó las teorías de su maestro 73 , cuyo espíritu sigue latente hasta el último de los diá- logos. La balanza en la que han de situarse placeres y dolores, es cierto, atiende a premisas propias de Sócrates y de su tendencia uti- litarista según la cual el bien es lo que resulta beneficioso al indivi- duo y la ciudad. Este símil puede llevar a pensar que el placer es el criterio último de la acción, cosa que ha de mostrarse como falsa en virtud del rechazo de los que resulten perjudiciales. Lo que ocurre es que, en el Protágoras , Platón aún no ha desarrollado sus teorías metafísicas y se buscan los bienes para el individuo, que allí se iden- tifican con el máximo de placer (el cual, por otra parte, implica la aceptación voluntaria de dolores beneficiosos). A partir de la Repú- blica , el criterio ya no será lo beneficioso sino el Bien, medida inmu- table que servirá como guía y permitirá un conocimiento preciso más allá de todo relativismo. Para finalizar, me gustaría relacionar el tratamiento platónico del placer con ciertos aspectos del hedonismo de los epicúreos. Al principio del Filebo , cuando se divide lo real en cuatro géneros, el placer queda encuadrado en la categoría de lo ilimitado, puesto que admite indefinidamente el más y el menos. Si aplicamos esto a los primeros diálogos de Platón, en concreto al Protágoras y también, en parte, al Gorgias , donde los placeres que se contemplaban eran exclusivamente de índole corporal, podemos pensar que el cuerpo busca el placer incesantemente. El entendimiento, por su parte, 642 IGNACIO GARCÍA PEÑA 72 Hemos omitido aquí, para no extendernos en exceso, el análisis del pla- cer en las Leyes . Al igual que en la República , constituye un tema secundario subor- dinado a cuestiones legislativas y pedagógicas. 73 Opinión que podemos encontrar en J. F. MARTOS, “El tema del placer en Platón”, en Estudios Clásicos , 108 (1995) 21-45.

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