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aclaración. Es cierto que los placeres más intensos son los relacio- nados con lo corporal, pero los placeres puros no se mezclan con el dolor, siendo además mucho más estables. De la misma manera, “ un poco de color blanco puro es más blanco, más hermoso y más verdadero que mucho blanco mezclado (…) No vamos a necesitar muchos ejemplos de este tipo para la cuestión del placer, sino que nos basta considerar a partir de éste que consecuentemente todo placer, aunque sea pequeño y escaso, si está puro de dolor, es más agrada- ble ( hJdivwn ) , más real ( ajlhqestevra ) y más hermoso ( kallivwn ) que otro grande y frecuente ” 65 . Sócrates ha establecido, por fin, la distinción tajante entre pla- ceres verdaderos y falsos. Ya sabemos cuáles son los que deben for- man parte de aquella vida mixta que se escogió sin discusión como la mejor para los hombres, a saber, los placeres puros, no mezcla- dos con dolores y provenientes de objetos cuya belleza no es rela- tiva sino absoluta. Habiendo dejado esto claro, la cuestión que queda por resolver es la de otorgar aquel segundo puesto, bien a la vida de placer, bien a la de sabiduría. Pero antes, Sócrates quiere añadir otro argumento para refutar a aquéllos que creen en la iden- tidad entre el bien y el placer. Para ello, se servirá de los conceptos de génesis ( gevnesi" ) y existencia ( oujsiva ); aquélla es cambio, movi- miento y tiene lugar, no por sí misma, sino en vistas a otro fin, pues- to que la génesis tiene lugar en orden a la existencia y no al contra- rio. “ Aquello en razón de lo cual se produce en cada caso lo que se produce en razón de algo, eso pertenece a la zona del bien; y aque- llo que se produce en razón de algo ha de ser puesto, amigo, en otra LA EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA PLATÓNICA DEL PLACER 637 do de los defectos. Pero especialmente desconcertante resulta la afirmación de que el deseo de conocimiento no se origina a partir de una carencia, si recordamos el discurso de Diótima narrado por el propio Sócrates: Éros es hijo de Poros y Penía, del recurso y la pobreza, es decir, busca aquello de lo que carece. “ La sabiduría, en efecto, es una de las cosas más bellas y Éros es amor de lo bello, de modo que Éros es necesariamente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del. sabio y del ignorante ” ( Banquete , 204b). También, en el libro VII de la República se menciona lo dolorosa que le resulta al prisionero la salida de la caverna y la ascensión posterior, es decir, la adquisición de conocimiento; véase, República , 515e-516a. 65 Platón, Filebo , 53b.

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