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caso), como la medicina, ya que ésta no proporciona placeres al enfermo sino que se ocupa de privarle de los que son perjudiciales en beneficio de su salud. En contra de lo dicho con anterioridad, también es necesario privar al alma de deseos que conducen al pla- cer pero no al bien. Por tanto, el mejor género de vida no puede ser aquél que busca maximizar y satisfacer todos los deseos. En mi opinión, resulta manifiesta la ausencia de contracción entre lo dicho aquí y en el Protágoras . Sócrates no niega nada de lo dicho en aquel diálogo, pero sí es cierto que amplía ciertas perspec- tivas. Partía de los propios presupuestos sofísticos para mostrar lo aprovechable que hay en ellos, mientras en el Gorgias se preocupa de refutar las ideas de sus oponentes, con actitudes y pensamientos cada vez más radicales. En ambos casos, se rechaza la identificación de bien y placer, pues, si bien el placer es bueno en sí mismo, hay que tener en cuenta sus consecuencias, en muchos casos perjudicia- les. Es decir, no hay ningún cambio destacable en la teoría que defiende Sócrates, pues en ambos diálogos ha afirmado que el pla- cer es bueno, no que sea el Bien, paradigma inmutable que aún no ha hecho su aparición en el escenario de la filosofía platónica. Y en ambos diálogos se establece como necesaria una tevcnh 32 encamina- da a la obtención de lo beneficioso y no de lo placentero; es decir, el mejor modo de vida depende, en ambos casos, del saber. La ana- logía de la balanza en la que se colocan placeres y dolores, lleva a calificar la actitud socrática de hedonista, mientras en el Gorgias se opone radicalmente al hedonismo extremo de Calicles, con su iden- tificación de bien y placer. Una lectura y comparación de ambos tex- tos revela que la diferencia es terminológica y no de contenido. Lo fundamental sigue siendo una valoración de las consecuencias de los placeres y dolores, con lo cual se hace manifiesto que no son el criterio último de las acciones. En el Protágoras se explica qué sig- LA EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA PLATÓNICA DEL PLACER 619 32 También en este diálogo se menciona la necesidad de una técnica que libere al hombre de su exposición a los designios del azar: “ Existen entre los hom- bres, Querefonte, muchas artes elaboradas hábilmente partiendo de la experiencia. En efecto, la experiencia hace que nuestra vida avance con arreglo a una norma; en cambio, la inexperiencia la conduce al azar ( ejmpeiriva me;n gavr poiei` to;n aijw`na hJmw`n poreuvesqai kata; tevcnhn, ajpeiriva de; kata; tuvchn )” ( Gorgias , 448c). Hay que decir que aquí experiencia no tiene el sentido peyorativo que, en pasajes posterio- res, servirá para descalificar a la retórica.

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