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cimiento y la parte racional del alma. Contra los engaños, las opi- niones y las ilusiones “ se nos muestran como los remedios más aco- modados de ello el medir, el contar y el pesar ( metrei`n kai; ajriqmei`n kai> iJstavnai ) , de modo que no se nos imponga esa apariencia mayor o menor o de mayor número o más peso, sino lo que cuenta, mide o pesa” 13 . Anteriormente ha mostrado Platón la necesidad del cálculo y de la ciencia del número para alcanzar la contemplación de las Formas, ya que el conocimiento de la unidad es el paso previo a la aprehensión de la esencia 14 . Sin duda, como sabemos, hay mucho de pitagorismo en la filosofía platónica; aquí resuenan los ecos de su epistemología, que considera cognoscible lo calculable y expre- sable numéricamente. Sin embargo, por más acertada e ilustrativa que sea la metáfora de la balanza, no deja de resultar difícil encon- trar la exactitud en el método que Sócrates propone a Protágoras, no tanto por el método en sí mismo sino por los objetos a cuantifi- car. Para ponerlo en práctica es necesario dejar a un lado las dife- rencias cualitativas, estableciendo como moneda de cambio una única medida. En nuestro caso, las acciones y las consecuencias de las mismas se valoran en función del placer que reportan (en el ejemplo de la balanza ha de tomarse la referencia del contrario del placer, el dolor). Sin diferencias cualitativas, debemos atender exclu- sivamente a la cantidad. La cuestión es: en el caso de la medición de objetos (físicos) la longitud y el peso no son difíciles de determi- nar, puesto que los metros o los kilos son relativamente fáciles de establecer, pues poseemos instrumentos capaces de ejercer esta fun- ción con precisión y rapidez. Pero, en el caso del placer no cabe una medición semejante; en primer lugar, parece ser una sensación subjetiva y, en consecuencia, no puede establecerse exteriormente, es decir, que sólo cada individuo conoce, y con cierta vaguedad, el grado o intensidad de placer o dolor que él mismo está experimen- tando. Además, en esta balanza no se comparan dos objetos que tenemos aquí y ahora, del mismo modo que podemos poner en ella 608 IGNACIO GARCÍA PEÑA 13 PLATÓN, República , 602d. 14 El pasaje completo se encuentra en ib. , 522c-527c, siendo de especial importancia el comienzo del mismo, donde se destaca el requisito indispensable que ha de poseer todo arte o ciencia: “ Eso tan vulgar -dije- de conocer el uno y el dos y el tres. En una palabra, yo le llamo número ( ajriqmovn ) y cálculo ( logismovn ) . ¿O no ocurre con esto que toda arte y conocimiento se ven obligados a participar de ello?”

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