NG200603002

momento entra en acción el mito y teología de la pena. La justicia de Dios no puede dejar sin debido castigo el enorme pecado de Adán. Así sucede, y Dios escoge como instrumentos de su justicia al Demonio, a “El Pecado”, al Infierno. La presencia de estos “miedos” ha sido general, intensa y perjudicial en largos períodos de la histo- ria del Cristianismo, religión del amor. Lo hemos comentado. P. Ricoeur, teólogo reformado, ha estudiado el tema del peca- do original con una profundidad y amplitud muy superior a cual- quier otro teólogo cristiano contemporáneo. En él encontramos esta afirmación: “ Nunca podrá exagerarse el daño que infligió a las almas duran- te los primeros siglos de la cristiandad, primero la interpretación lite- ral de la historia de Adán, y luego, la confusión de este mito, conside- rado como episodio histórico, con la especulación ulterior, principalmente agustiniana, sobre el pecado original. Al exigir a los fieles la fe incondicional en este bloque mítico- especulativo y obligar- les a aceptarlo... los teólogos exigieron (para esta doctrina) un “sacrifi- cium intellectus ”, cuando lo que tenían que hacer en este punto era estimular a los creyentes a comprender simbólicamente, a través del mito, su situación actual” 49 . Concretando la afirmación de Ricoeur, en otras ocasiones hemos halado con detención de los incalculables daños que la teo- ría el pecado original ha provocado en el interior de la dogmática católica, de la moral, en la espiritualidad, en la cura de almas. Inclu- so la cultura humanística civil de Occidente ha sufrido el influjo des- favorable de esta creencia cristiana. Ahora trasladamos las palabras de P. Ricoeur nuestro tema y decimos: “ Nunca podrá exagerarse el daño que infligió a las almas el mito del pecado original, impuesto como dogma a los creyentes . Junto con su acompañante inseparable, el mito de la pena”, elevado a la categoría de axioma indiscutible. Porque, durante siglos, oscurecieron, ante muchos cristianos, la ima- gen del Dios Amor, proyectando sobre Él bajo la sombra de un Dios violento, castigador, justiciero, Dios Miedo 50 . 594 ALEJANDRO DE VILLALMONTE, OFMCap 49 P. RICOEUR, Finitud y culpabilidad , 552. 50 Hemos especificado estos “daños, nunca bien exagerados”, en el libro Cristianismo sin pecado original: daños en el sistema cristiano de creencias, 163-195; en el campo de la moral cristiana, 197- 219; en el campo de la cultura secular 253- 325.

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