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“ No se trata de un castigo de Dios infligido desde el exterior, sino del desarrollo de premisas ya dadas por el hombre en esta vida”. “ El infierno.. .es la última consecuencia del pecado mismo, que se vuelve contra quien lo cometió ”. .Significa “ permanecer separados de él por muestra propia y libre elección ”... “ La condenación no ha de atribuir- se a la iniciativa de Dios, dado que su amor misericordioso no puede querer sino el bien de los seres que ha creado ” 44 . La tradicional figura del horrible infierno “cristiano” ha sufrido un cambio cualitativo. Aunque resulta un poco penoso, recordemos aquí el famoso letrero que vio Dante en la puerta del infierno : Me hizo el Primer Amor 45 . Como si el infierno fuese la obra maestra, un “capolaboro” de las tres personas de la SS. Trinidad: estaba allí antes de que la humanidad apareciese en el planeta tierra y allí seguirá cuando se extinga en él la raza humana. A tenor de las citadas palabras de Juan Pablo II y por lo que más interesa a nuestro tema: el infierno no es castigo infligido por Dios al pecador empedernido . Es una situación creada por el propio hombre. Dios permite que el hombre libremente llegue a tal situa- ción y en ella permanezca eternamente 46 . Pues bien, si el castigo por 590 ALEJANDRO DE VILLALMONTE, OFMCap 44 Juan Pablo II, Audiencia del 20. VII. 1999. En la revista Ecclesia 1999/2, p.1263, n. 259-60. En esa dirección va la opinión de los teólogos actuales. Por ej. A. TORRES QUEIRUGA, ¿Qué queremos decir cuando decimos “infierno ”? (Santander 1998). J. L. RUIZ DE LA PEÑA , La otra dimensión. Escatología cristiana (Madrid 1975) 251-271. Esta nueva figura del infierno de alguna manera ya oficializada. Contrasta rudamente con la terrible y omnipresente imagen de la pastoral cristiana tradicional. Ante la gente podría parecer este nuevo infierno una especie de tigre de papel , com- parado con el antiguo y tradicional infierno “cristiano”, tan horrible. 45 “Por mi se va a la soledad doliente, por mi se va al dolor eterno, por mi se va entre la perdida gente. La Justicia movió mi supremo amor. Me hicieron el divino Poder, la suprema Sabiduría, y el Amor primero. Antes que yo no hubo cosa creada, sólo lo eterno, y Infierno, permaneceré eternamente”: La Divina Comedia, Infierno, canto 3. La tensión entre el Dios Amor y el castigo eterno llega aquí a una expre- sión inmensamente paradójica. 46 De todas maneras, la nueva imagen del infierno, aunque mitigada, no deja de tener su ‘misterio’ muy hondo. Desde doble perspectiva: desde Dios, cuando dice que Dios “permite”“ que el pecador caiga en el terrible infierno tradicional. Pero, ¿puede el Dios Amor siquiera permitir que se llegue a esta situación? Se dice que el pecador cre a su propio infierno, “se quema en su propio fuego” , como dice san Agus- tín (proprio igne crematur) . Pero ¿es posible que el hombre tenga el poder inmen- so, fatídico de encender un fuego tan intenso inextinguible, eterno?

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