NG200603002
por así decirlo, tan negativa: los castigos que impone son paterna- les, educativos, ordenados por la bondad de Yahvé para mejorar, diríamos, la calidad espiritual de los justos. Por eso los prueba como se prueban y aquilatan los metales pasándolos por el fuego. Final- mente, la justicia de Yahvé no se termina en el mero perdón de los pecados, sino que decide crear un “corazón nuevo” que ya, como connaturalmente, obre según las normas la santidad y la justicia del mismo Dios 43 . Anteriormente citábamos el texto de la liturgia donde se dice que Dios manifiesta su omnipotencia/ justicia sobre todo perdona- do y teniendo misericordia. A tenor de lo que vamos exponiendo, se podría completar: “ Oh Dios, que manifiestas tu omnipotencia y tu justicia no sólo perdonando los pecados, sino haciendo del pecador un ‘hombre nuevo ’. Al cual hace partícipe de la naturaleza divina, fundada en santidad y justicia verdadera. Así la oración litúrgica será más cumplidamente cristiana. La justicia de Dios no castiga nunca . De entrada, esta afirma- ción podría parecer sorprendente si recordamos los numerosos tex- tos bíblicos en los que aparece la justicia castigadora de Dios y se le atribuyen intervenciones literalmente terribles. Anteriormente diji- mos que ni Satanás ni “El Pecado” pueden ser presentados como ejecutores de la justicia divina castigadora de los pecados de los hombres. Decir lo contrario sería atentar contra la bondad de Dios y contra a dignidad del hombre imagen de Dios. Respecto al infierno de la tradición cristiana, la teología y la pas- toral actual tampoco toleran que se siga hablando de él como cas- tigo de Dios impuesto al pecador empedernido. Ésta es una afirma- ción segura en la teología católica contemporánea. A nivel pastoral, recogemos el testimonio autorizado del papa Juan Pablo II que, como es obvio, no quería ser innovador en este tema. Dice el Papa: CRISTIANISMO, ¿RELIGIÓN DEL AMOR-RELIGIÓN DEL MIEDO? 589 43 El corazón es para el AT la sede de toda la vida interior del hombre, lo que nosotros llamamos el espíritu. Y por extensión todo el ser humano, todo el hombre. En Ez 11,19 Yahvé dice que les quitará al pueblo el corazón de piedra y les dará un corazón de carne, un corazón y hombre nuevo, según el corazón de Dios: Jer 3,15. Un corazón nuevo es un hombre nuevo, una nueva criatura según el lenguaje del N. Testamento.
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