NG200603002

a nosotros que nos amó por Dios ” 42 . Se entregó libremente (quia ipse voluit, dice la liturgia), por amor al Padre y a nosotros sus hermanos. En cambio, bajo la influencia del mito del pecado original (que él tenía por dogma) y del mito de la pena (que aceptaba como axioma teológico incontrovertible), parece que Anselmo sólo sabe hablar de justicia “justiciera”, vindicadora del honor del Padre. La tradición teológica posterior pudo oscurecer o marginar el concepto de justicia como Gracia y Amor creador propuesto por Pablo y Juan. Pero no podía olvidarlo del todo. Efectivamente, lo vemos aparecer en el decreto del Tridentino sobre la justificación. La cual, dice el Tridentino, no es sólo imputación de la justicia de Cristo, o sola remisión de los pecados, sino también infusión de la gracia y de la caridad en el justificado (DS 1561; 1528). Es decir, que la acción de la justicia divina trasformada en Amor (Ágape) llega hasta la creación de un nuevo ser, una nueva criatura. Por el peso de cierta la tradición teológica y, en diálogo con los protestantes, el Tridentino sigue utilizando en lenguaje jurídico al hablar de la “jus- tificicación”. Pero, más allá de lo que pudiera sugerir el lenguaje jurí- dico, lo que acontece es la creación de un nuevo ser del que habla tantas veces el N. Testamento. Por eso, el acontecimiento salvífico que la tradición occidental llama “justificación”, lo expresa con mayor profundidad la palabra “divinización”, “deificación” que utili- za la teología oriental. Así se distancia sabiamente y con mayor cla- ridad del lenguaje jurídico. Y se encuentra más libre del hamartio- centrismo que sombrea la teología occidental. Ya en el Antiguo Testamento se inicia la idea de Pablo y de todo el N. Testamento: que la justicia de Dios llega a la manifesta- ción que le es propia, específica cuando se trasforma en Amor / Ágape creador. En efecto, la reacción de Dios ofendido por el peca- do humano se manifiesta, según lo expresan numerosos textos bíbli- cos, en que su cólera, en su justicia vindicadora del orden, que pro- duce efectos literalmente ‘terribles’. Hay también otro grupo de textos en los que aparece que la justicia de Dios no es tan dura y, 588 ALEJANDRO DE VILLALMONTE, OFMCap 42 J. DUNS ESCOTO, Ord. III, d. 20 ,q.un. ,n.10-11 ; Opera, ed. Vives XIV,738ab. Más textos y comentario sistemático en J. REY, La libertad de Cristo según el beato Juan Duns Escoto (Romae 1996). Especialmente. 97-103: “ la cruz gesto de amor y libertad”.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz