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nuevo, una nueva criatura. Tema harto conocido en el Nuevo Tes- tamento 41 . Diríamos que en este proceso se ha realizada un especie de “Aufhebung” de hegeliana memoria. O mejor, aplicando unas pala- bras de Jesús no se ha abolido la “Justicia”, sino que al trasformarla en “Gracia”, se la ha ‘cumplido’, plenificado (Mt 5,17; Rm 3,31). Por- que, aquello que en su radical intención quería la justicia, el resta- blecer el orden justo (Ordo iustitiae) perturbado por el trasgresor, se logra por sobre-elevación estableciendo el “Ordo amoris”.Que es un orden cualitativamente superior. En la tradición teológica posterior encontramos el hecho de que la justicia de Dios ha sido estudiada con demasiada en demasiada desconexión con el amor. Ejemplo clásico y lamentado por muchos comentaristas es el de san Anselmo en su obra “Cur Deus Homo”: Por qué Dios se hizo hombre . Con su célebre y desafortunada inter- pretación de la muerte de Cristo como satisfacción penal exigida por el honor del Padre ultrajado, parece que se olvida del amor de Jesús a Dios y a los hombres como impulso que le llevó a aceptar con entrega libre y generosa la muerte en la cruz. La explicación anselmiana de la muerte de Cristo como expia- ción y satisfacción penal corresponde a una visión hamartiocéntrica (centrada en el pecado) de la muerte, de la encarnación del Verbo y de toda la economía de salvación. Pero es posible y mejor otra visión del misterio de la salvación, dentro de la teología católica. Una inter- pretación caritológica (fundada en el amor) de la encarnación de Verbo y, por lo que ahora nos interesa, de la muerte de Cristo en la cruz, la encontramos en J. Duns Escoto (+1308): “El que Cristo qui- siera padecer así, ( como padeció ) procede del intenso amor al fin y CRISTIANISMO, ¿RELIGIÓN DEL AMOR-RELIGIÓN DEL MIEDO? 587 41 Entra aquí el tema del hombre nuevo, de la nueva criatura tratado por Pablo en Rm 6-7 , y bien conocido en el Nuevo Testamento. La tradición posterior la recoge el Tridentino en su decreto sobre la justificación, como decimos más ade- lante. Estuvo muy agudo Nietzsche cuando, desde su punto de vista psicológi- co , dice: “Todo gran amor se halla por encima de su piedad; pues aquello que ama también lo quiere... crear”. Así hablaba Zaratustra, P. I : de los misericordiosos. Texto que, aplicado al gran amor de Dios, ayuda a comprender que, este gran amor de Dios, cuando tiene compasión y perdona el pecado, no puede menos de ser tam- bién creador, como venimos exponiendo.

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