NG200603002

En el Antiguo Testamento encontramos numerosos testimonios de esta mentalidad primitiva, mítica que asocia el sufrimiento a la culpa del que sufre. Sin duda bajo el impulso del mito de la pena. Como una idea fija, en los salmos y tantos pasajes, se expresa esta convicción: si el pueblo (el individuo) sufre cualquier tipo de des- gracia es porque ha pecado contra Yahvé, y éste le hace objeto de su justa cólera. Y si vuelve la prosperidad a Israel es que Yahvé “ha quitado la culpa del pueblo... ha reprimido todo su furor” (Sal 84,1- 6). Los hebreos primitivos, como todos los pueblos primitivos, pen- saban que los inicios de la humanidad fueron felices (mito de la edad de oro, del paraíso), que discurrían en amistad con los dioses. Si ahora no ocurre así, si hay tanta miseria en le mundo, es por culpa de los hombres primeros y sus descendientes. Los amigos de Job muestran tener esta mentalidad: “¿Recuerdas un inocente que haya perecido? ¿Dónde se ha visto que un justo sea exterminado?” (Jb 7 ,7). Pero el hecho de que los justos y los inocentes también sufren echó por tierra toda esta teoría. El libro de Job todo él es una refu- tación intencionada y clara del mito y teología de la pena. Del mito de la pena a la teología de la pena . El ancestral mito de la pena logró una adaptación y función teológica por obra de san Agustín. La continuó luego san Anselmo y fue recibida por toda la teología cristiana occidental hasta nuestros días. La teologización del mito de la pena ocurre cuando conceptos como ‘deuda’,‘culpa’,’trasgresión’,‘justicia’,‘pena-castigo’,‘reconci- liación’ , usuales y válidos en la vida civil, fueron trasferidos al campo de lo religioso (relación del hombre con Dios) en forma uní- voca y masiva. El resultado fue la “juridización” y la ‘secularización’ de esos conceptos, sobre todo del concepto de “pecado” y de “reconciliación”. La utilización teológica del mito de la pena aparece ya clara en Agustín y pasa a funcionar como teología de la pena, cuando se intenta explicar, dentro del marco de tal mito, la relación de Dios con el hombre pecador: “Como nadie es capaz de abolir las leyes del Creador todo pode- roso, por eso el alma no puede menos de pagar lo que debe. O paga su deuda usando bien del don que recibió, o la paga con la priva- ción de lo que no quiso usar bien. Por tanto, si no paga la deuda CRISTIANISMO, ¿RELIGIÓN DEL AMOR-RELIGIÓN DEL MIEDO? 571

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