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manos de Dios y se han convertido en canales de su misericordia. La carta los sitúa al comienzo de la vida en penitencia, tras la con- versión primera, por lo que a veces vienen envueltos en una capa de motivaciones que no siempre tienen a Dios o al prójimo como destinatarios. b) Las “obras santas” (2CtaF 49) son el modo de derra- mar sobre el prójimo la misericordia que uno ha recibido del Hijo samaritano 482 . Son obras llenas de misericordia que nacen de una persona nueva, que ha puesto todo su querer e interés en el Reino de Dios para el mundo. Quien obra de esta manera es reconocido como “hijo del Padre celestial” (v.49), ya que hace presente su Reino como lo hizo Jesucristo . De esta raíz brotan las obras de misericor- dia, que la Tradición ha comprendido desde dos claves: las espiri- tuales y corporales. En la 2CtaF se comprende el discernimiento cristiano, como el modo de conformar y enderezar la propia vida según la voluntad del Padre. Es un camino siempre nuevo que no se nos muestra de una vez, sino que ha de ser recorrido como lo hizo el Hijo: en la histo- ria y abiertos al Espíritu Santo. El Amor es el único criterio y la única fuerza capaz de convertir nuestro corazón y de vincularnos a la Sal- vación. Y quien lo descubre, como le ocurre a Francisco, se convier- te en testigo y acompañante de otros hermanos y hermanas que buscan vivir agradecidos. CAPÍTULO 12. LA 2CTAF Y LA REGLA DE VIDA DE LA TERCERA ORDEN REGULAR DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Terminamos el estudio de la 2CtaF, vinculándola a la actual Regla de vida de la Tercera Orden Regular y confrontando sus con- tenidos espirituales. 538 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 482 Para santa Teresa la tentación de la oración está en quedarse en los gus- tos de rezar y contemplar y olvidarse de procurar las virtudes (VII Moradas 4,12) ya que la perfección verdadera se da en el amor a Dios en el prójimo (I Moradas 2,17). TERESA DE JESÚS, O.c. , 219.

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