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to es el fin y la dirección de nuestra oración hecha en “ espíritu y ver- dad” (v.19) 454 . 3.2. El Hijo Toda oración se dirige principalmente al Padre, pero para lle- gar a Él hay que realizarla en “nombre” de Jesús 455 . Al invocarlo como Señor de nuestra vida, se produce en nosotros un cambio de relación con el Padre; desde ese momento el Espíritu se encarga de introducirnos, en el modo de relacionarse el Hijo con el Padre. En la 2CtaF encontramos dos momentos importantes de esa relación filial: uno se sitúa en la historia de Jesús (2CtaF 6-10) y el otro en su relación íntima con el Padre (2CtaF 56-60). La humanidad del Hijo, su historia, es el camino que fundamen- ta la relación del cristiano con Dios. La entrega confiada a sus pla- nes y la adhesión de su corazón a la voluntad paterna fundamentan el modo, el lugar y el tiempo de nuestra relación con Dios. “Y poco antes de la pasión celebró la Pascua con sus discípulos, y, tomando el pan, dio las gracias, pronunció la bendición y lo par- tió, diciendo: -Tomad y comed, esto es mi cuerpo. Y, tomando el cáliz, dijo: -Esta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derra- mada por vosotros y por todos para el perdón de los pecados” (v.6-7). La entrega de Jesús se produce en el marco de una “oración de ben- dición” de lo creado y de “consagración” de sí mismo para servir a la humanidad. Está pronunciada, en la Última Cena, por el mismo Jesús 456 . “A continuación oró al Padre, diciendo: Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz. Y sudó como gruesas gotas de sangre que corrí- an hasta la tierra. Puso, sin embargo, su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: -Padre, hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (v.8-11). La adhesión del querer de 524 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 454 (Cf. Lc 11,1-4). 455 De modo que “al nombre de Jesús toda rodilla se doble...” (Flp 2, 10). 456 El pan es transformado en “cuerpo” y vino en “sangre”. Son dos sinécdo- ques que nos revelan una realidad más profunda: un Cuerpo personal que se hace Cuerpo Eucarístico y Eclesial y un Cáliz que se convierte en el destino de todos aquellos que anuncien el Reino del Padre.

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