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1. L A IMAGEN SOCIOLÓGICA DE D IOS La imagen de Dios que todos tenemos, depende de la educa- ción, la cultura y la vivencia psicológica que recibimos. La experien- cia mística de Francisco, nos descubre a un Dios con rasgos pater- nos y maternos: en Getsemaní es donde el Hijo percibe, de modo más hondo, a Dios como el “padre” amoroso de los que nada tie- nen y en nada se pueden apoyar (2CtaF 8-10), y en la experiencia del Espíritu son los fieles quienes descubren la imagen familiar de la Trinidad (2CtaF 51-53). Esta realidad nos lleva más allá de la ima- gen tradicional de Dios y nos obliga a revisar el entorno familiar, la cultura y la teología que educan a Francisco. 1.1. El Padre de Jesucristo “Todos los conceptos que aplicamos a Dios, incluida la palabra `Padre´, son sólo analogías y metáforas, sólo símbolos y claves...” (H. Küng). De ahí que el término “padre” sea tan sólo una clave para comprenderlo, y a la vez que se le aplica, debe ser corregido 431 , por- que en nuestro ámbito cultural esta imagen puede convertirse en tropiezo en lugar de una ayuda 432 . El “nombre”, en lo semita, hace referencia a una relación ínti- ma con la persona o cosa; por lo que para nombrar algo, es nece- sario tener un conocimiento, en profundidad, de lo designado. El AT nos ofrece a Yahveh revelando su Nombre (Cf.Ex 3, 14-15), con la particularidad de que al ser pronunciado, se ponen en movimiento las características que lo definen en favor de quien lo pronuncia 433 . LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 513 431 J. R. BUSTO, Creo en Dios padre (Santander 1994) 595-609. 432 La historia cotidiana de cada uno con su padre puede ser liberadora o con- vertirse en una relación represora: para Freud la religión es una neurosis obsesiva que nace del deseo edípico de acabar con la figura paterna. A la vez esa misma his- toria puede canonizar el dominio del varón sobre la mujer: la teología feminista cri- tica la atribución de los estereotipos de rol de género a la imagen de Dios de mane- ra que la imagen bíblica de Dios sea la del varón. E. FIORENZA, Una teología crítica y feminista de la liberación, en Concilium 263 (1996) 63-76. 433 El nombre común de Dios es “`El”, y el nombre propio “YHWH”. La pala- bra “Yahveh” siempre ha sido la denominación del inefable que no se podía pro- nunciar, por ello se sustituye por el “Adonai” (Señor) y cotidianamente se designa como “Nombre”. J. MOLTMANN, Creo en Dios Padre, en SelTeol 96 (1985) 339-341.

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