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da es la búsqueda de la voluntad del Padre en la propia vida. Parte de la necesidad de “negarnos a nosotros mismos y poner nuestros cuerpos bajo el yugo de la servidumbre y de la santa obediencia” (v.40), y se convierte en el fundamento de la obediencia de los reli- giosos. c) Estas dos disposiciones cobran valor en la medida en que el fiel descienda humildemente a su fragilidad y asuma su cruz: “No debemos ser sabios y prudentes según la carne, sino, más bien, sen- cillos, humildes y puros” (v.45 ). Es la bajada, con Cristo, a la propia pobreza para convertirla en lugar de adoración y acción de gracias. Y el sentido profundo de la pobreza penitencial. Podemos afirmar que estas tres líneas de compromiso, hacen actual la Encarnación del Hijo en cualquier momento histórico, por medio de los tres votos evangélicos que profesarán los penitentes religiosos 417 . La espiritualidad penitencial de todos los fieles es laical, pero en el caso de los religiosos, se da un compromiso de vida fraterno, casto y humilde que les lleva a hacer presente la misericordia del Hijo aquí y ahora. Todos los fieles, con compromisos familiares o fraternos, son herederos del carisma penitencial de Francisco 418 y lo plasman encarnando al Hijo allí donde han sido encontrados por Dios: en sus pueblos, en sus familias, en medio de sus quehaceres. Allí donde es más difícil ser testigo de la misericordia 419 . 506 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ prohíbe el matrimonio a los clérigos (celibato) que nace como prohibición. En el texto aparece implícitamente ante las críticas cátaras por los sacerdotes concubina- rios (2CtaF 33-35). 417 “ La vida religiosa es un don concedido a la Iglesia para hacer presente la vida evangélica de un modo audaz y tangible a través del tiempo”. “El religioso se abisma tan completamente en los brazos de Cristo, en la mente de Dios, que nada le bastará excepto convertirse en aquel a quien busca ”. J. CHITTISTER, El fuego en estas cenizas (Santander 1998) 49. 76. 418 El “carisma” es la síntesis del Misterio de Cristo que Dios inspira a un fun- dador. En la 2CtaF se percibe que el Espíritu revela a Francisco la misericordia del Hijo y la necesidad de encarnarla en medio del mundo. El carisma fundacional com- prende varios aspectos: la persuasión para que el fundador (depositario del don) instale a otros, la descripción de su proceso vocacional y una relación amorosa con Dios en medio de su Iglesia. Conclusiones tomadas de las exposiciones del profe- sor Jesús Corella en el Seminario de “Vida Religiosa”, en: UPCO, Madrid, curso 1998/99. 419 (Cf. TC 60), (Cf. LP 74 i).

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