NG200603001

versos 36 al 47 reflejan la experiencia de Francisco en su seguimien- to “literal” de Jesús y su invitación a algunos penitentes a abando- nar las seguridades humanas 412 . 3.2.1. Los religiosos Francisco sabe que hay que pasar primero por el seguimiento histórico de Jesús, para llegar después a una vinculación íntima con el resucitado. Es la misma dinámica que sigue la amistad entre las personas. Sin embargo en la 2CtaF, Francisco altera el orden del pro- ceso para dejar claro, que los religiosos son laicos con unos com- promisos fraternos determinados. El estilo de vida de los religiosos se funda en seguir “ los precep- tos y consejos de nuestro Señor Jesucristo” (v.39) y se concreta en un estilo de vida estable: garantizado por la fidelidad de Dios a “ lo que cada uno prometió” (v.40b) y sostenido por la disponibilidad a “ aquel a quien ha sido encomendada la obediencia” (v.42 a ). Estos rasgos nos invitan a pensar en la consagración religiosa 413 de algunos de los fieles, como lo hizo el Hijo al Padre 414 . Esta con- sagración está reflejada en la 2CtaF como una llamada a vivir en fra- ternidad: “ Debemos, igualmente, negarnos a nosotros mismos y poner nuestros cuerpos bajo el yugo de la servidumbre y de la santa obe- diencia, según lo que cada uno prometió al Señor” (v.40). A partir de este compromiso, Francisco especifica tres dimen- siones que varones y mujeres deben consagrar a Dios y a los her- manos: a) La primera es la reorientación del corazón al Padre, como hace el Hijo Jesús, para instaurar el Reino 415 : “ todos los males, vicios y pecados salen del corazón” (v.37). Esto es lo que fundamenta el estilo de vida en castidad por el reino de los cielos 416 . b) La segun- LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 505 412 (Cf. 1Cel 22). 413 “Consagrar” es restringir el uso común de algo y apartarlo para Dios. Se extiende su significado hacia las personas. La fundamentación de los consejos evan- gélicos. S. M. ALONSO, La vida consagrada (Madrid 1988) 275-371. 414 “Y se oyó una voz que venía de los cielos: ‘Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco’” (Mc 1,11). 415 J. MICÓ, Vivir el evangelio, en SelFranc L (1998) 163-195. 416 A partir del s. III se comienza a interpretar como virginidad y se integra el aspecto de continencia sexual por influencia de san Agustín. Entre los s. IV y XI se

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz