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trinitaria y se desarrolla en la relación filial del Hijo con el Padre. El final de la misma no se queda en las alturas sino que su misma diná- mica envía al fiel a dar a luz al Hijo en el mundo 402 . La vivencia de la desposesión que sufre el Hijo al final de su vida, confiere al com- promiso cristiano otro cariz. Desde la confianza de que todo es de Dios, vive la vida como un regalo 403 , y desde la convicción de que todo merece su alabanza, desde la hermana flor a la hermana muer- te. De esta manera la experiencia mística no es un punto final de la vida cristiana sino que, en el caso de darse, será una nueva Encar- nación del Hijo en la historia actual. Este es el fundamento último de la fraternidad franciscana. Es el compromiso de vivir entre los hermanos estableciendo las relaciones de paternidad y filiación que se dan en Dios 404 . Este hecho nos lleva a preguntarnos, por el tipo de compromiso que se pide a los fieles que son devueltos a la vida con un corazón nuevo. 3. E L COMPROMISO DE VIDA DE LOS PENITENTES La experiencia del Dios trinitario invita a todos los penitentes a encarnar al Hijo en sus vidas (2CtaF 19-35). Sin embargo, hay una distinción para un cierto grupo denominado “religiosos” (2CtaF 36- 47), que están invitados a realizar “ más y mayores cosas” (v.36) que los demás. La diferencia que vimos al final del capítulo 4º, viene marcada por el grado de vinculación con el Señor: los hay que opta- ban por seguir las “huellas” del Hijo (2CtaF 13) y los que quieren “recibirlo” en su vida (2CtaF 14). Esta distinción nos hace vislumbrar un compromiso de vida distinto. 502 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 402 De la misma manera, aunque teniendo como fin la experiencia de la Tri- nidad, santa Teresa alude al compromiso al que lanza la experiencia mística: “Poned los ojos en el Crucificado y haráseos todo poco. Su Majestad nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos, ¿cómo queréis contentarle con sólo palabras?” (VII Moradas 4,8). TERESA DE JESÚS, O.c. , nota 219. 403 (Cf. LP 68). 404 “ Las relaciones trinitarias son el modelo de relación al que es invitado Francisco y los fieles. Nos hacemos padres y madres, a imagen de Dios Trinidad cuando hacemos nacer a nuestro derredor un poco más de amor, de esperanza y nos hacemos portadores de vida ”. M. HUBAUT, O.c. , nota 103, 81.
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