NG200603001

1. La Encarnación del Verbo en nuestra carne (2CtaF 4) 395 y en nuestra situación (2CtaF 5), y su entrega al anuncio del Reino llevan al Hijo a asumir nuestra muerte y una muerte de cruz (2CtaF 11). Podemos decir que la primera Encarnación del Hijo se produce con un descenso a la frágil naturaleza de María y a la miseria de la huma- nidad. Por eso la vida del Hijo se ha convertido en el ejemplo a seguir para todos aquellos y aquellas que quieran recibirle como Sal- vador. 2. Una segunda Encarnación del Hijo está destinada a producir- se en aquellos fieles que buscan vivir abiertos al Espíritu de Dios (2CtaF 48-53). Francisco ha descubierto que cada uno de nosotros debe reproducir en su mundo las relaciones que la Trinidad estable- ce en su intimidad, de manera que la vida en penitencia sea un devolver el Amor recibido del Hijo a Dios y al prójimo. Esta segun- da Encarnación se nutre de la presencia del Hijo en las Sagradas Palabras del evangelio. Para Francisco la Escritura es sacramento de la Encarnación porque al final de los tiempos ha sido el “Verbo del Padre” el que nos ha dado a conocer la voluntad de la Trinidad (Cf.Hb 1,2) 396 . Por eso pone tanto interés en comunicar a los fieles “ las palabras de nuestro Señor Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espíritu Santo, que son espíritu y vida” (v.3). De manera que se sientan “obligados a acoger, poner por obra y guar- dar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro Señor Jesucristo” (v.87). Esta visión de la Escritura recoge el interés de los movimientos reformistas por el evangelio y lo potencia den- tro de la Iglesia Católica, al amparo de la Tradición. La 2CtaF comprende la Salvación a partir del acontecimiento de la Encarnación. Francisco es consciente de que sin la Redención, la humanidad seguiría en tinieblas pero sin la Encarnación del Verbo no habría posibilidad material de Redención. De esta manera el 500 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 395 Nos referimos a la encarnación ontológica y temporal situada al comien- zo de nuestra era. 396 A la Sagrada Escritura se une la Eucaristía (presencia real del Hijo encar- nado) y ambos se convierten en el lugar teológico donde Francisco descubre la hon- dura de la Encarnación. ANZULEWICZ, P., El servicio salvífico de Jesucristo, pan de vida y palabra del Padre, en los escritos de san Francisco de Asís , en Miscellanea Francescana 98 (1998) 249-288.

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