NG200603001

Con esta expresión escatológica, Francisco no busca definir lo que al fin va a ocurrir, en ningún momento de la carta lo hace, sino enseñarnos a reconocer, aquí y ahora, el señorío de Dios que nos pone ante Jesucristo como ante el único camino. El riesgo de nues- tra libertad está en aceptarle o no, y el resultado del juicio depen- derá de la opción que hayamos tomado por aquellos por quienes Jesús optó (Cf. Mt 25, 31-46). Es importante reconocer que no basta con afirmar que la Salva- ción es intrahistórica sino que en nuestra vida tomemos ya opción por Cristo y la trabajemos con nuestras manos. Los fieles debemos pensar en la unidad de la historia ya que Dios se ha hecho historia en el Hijo y ha traído la victoria sobre la muerte. Ahora nos toca, a nosotros, encarnar la Salvación incoada en la historia y transformar- la en esperanza para los hombres de nuestro tiempo. Sólo así se nos promete la bendición de un Dios Familia, de un Dios que ha perdi- do la vida de su Hijo para recuperar la nuestra: “Y a todos aquéllos y aquéllas que las acojan benignamente, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin, bendígales el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo. Amén” (v.88). S EGUNDA P ARTE : L AS DIMENSIONES ESPIRITUALES DE LA 2C TA F Vamos a destacar seis dimensiones del Misterio de Cristo que destila la 2CtaF. Con ello intentamos desarrollar, de manera sistemá- tica, algunos aspectos de la espiritualidad “franciscano-penitencial”. Cada uno de ellos es una pincelada sobre la identidad de este docu- mento ya que no pretendemos agotar su riqueza. El Espíritu Parácli- to se encargará de suscitar, a cada uno de los penitentes, nuevas visiones a lo largo de los siglos. Esta segunda parte tiene su fundamento en los versos desarro- llados en la primera. Si allí situamos el texto como la descripción del proceso espiritual de Francisco, ofrecido a los fieles, ahora intenta- mos aglutinar en seis dimensiones la teología espiritual de la 2CtaF. Los dos primeros: la espiritualidad de la Encarnación y de la Misericordia, beben directamente del credo inicial. Los capítulos sobre la imagen de Dios, la vida de oración y el discernimiento sis- tematizan la visión de Francisco sobre la vida cristiana, y el último 498 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ

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