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luego: - Maldita sea su alma, pues pudo habernos dado y ganado más de lo que ganó” (v.84). Su herencia y su gesto no son aprecia- dos por los suyos porque no se entrega él mismo, sino que regala, sin gusto, lo que ya tiene perdido. “ Y en seguida hacen venir al sacerdote, y éste le dice: -¿Quieres recibir la penitencia de todos tus pecados? Responde: -Lo quiero. - ¿Quieres satisfacer con tus bienes, en cuanto se pueda, los pecados cometidos y lo que defraudaste y engañaste a los demás? Responde: - No. Y el sacerdote le dice: -¿Por qué no? -Porque todo lo he dejado en manos de los parientes y amigos” (v.77-80). El moribundo piensa que su Salvación está en la herencia, ya que pierde la vida. Sin embargo, su vida ya estaba perdida porque en lugar de estar en comunión con Dios ha vivido separado de Él sin hacer penitencia. Este juicio presente se funda en la convicción evangélica de que cada vez que a uno se le ofrece la oportunidad de optar por Cristo, se establece la sentencia (Cf. Jn 3,17-18) 392 . b) El otro juicio es futuro: “El cuerpo se lo comen los gusanos. Y así pierde cuerpo y alma en este breve siglo, e irá al infierno, donde será atormentado sin fin” (v.85). Entender, aunque sea tarde, que la Salvación ha entrado en el mundo y en la historia por la Encarna- ción del Hijo es difícil para el que no ha sentido ni vivido la mise- ricordia de Dios. Francisco es consciente de que el hombre puede optar libremente en contra de la causa de Cristo, quedarse al mar- gen de su destino y frustrado en sus propias posibilidades . Es la con- secuencia del respeto de Dios a nuestra libertad y nuestras opcio- nes. La 2CtaF sitúa el caso del moribundo para que aquellos que no viven una vida cristiana recapaciten y vuelvan a Cristo a través de la Penitencia, la Eucaristía y una vida ordenada. Y aunque el juicio será la manifestación de la misericordia de Dios, que es Amor y como tal no puede contradecirse (Cf. 1 Jn 4, 8), deja al hombre la posibilidad de tomar postura a favor o en contra de Cristo: su Salvación. LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 497 392 “ Sedaqah ” es la justicia distributiva de Yahveh que se realiza en la existen- cia terrena, sin embargo, no todos los justos son bien recompensados. Esta concep- ción lleva al convencimiento de que a Dios no le podemos condicionar con nuestra actuación .

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