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fieles y su disposición a transformar su mundo. Sin embargo, la expresión “dar a luz” en María, puede adquirir también el sentido de engendrar hijos a la fe en Cristo 336 . Francisco necesita claramente de la experiencia de María para describir su vivencia del Espíritu. De manera que, al final de los ver- sos, pasa por la situación espiritual que ella vivió en la Encarnación y en el seguimiento de su Hijo. Por eso resalta, en la maternidad espiritual, todos los momentos por los que pasa María 337 : a) Por obra del Espíritu el Verbo “fue enviado por el mismo altísimo Padre desde el cielo al seno de la santa y gloriosa Virgen María” (v.4). b) La ges- tación en el corazón y en el cuerpo de María es consecuencia de “escoger en el mundo la pobreza” (v.5). c) Y de esta manera da a luz a Jesucristo (2CtaF 53) en medio de la fraternidad del mundo y de la Iglesia 338 . Sin embargo, la experiencia de la maternidad le viene a Fran- cisco de su misma madre biológica: Madonna Pica. Ella es la fuente de su confianza, su afectividad y su sentido de la Providencia divi- na 339 . Quizá por eso Francisco se vincula de una manera materna con los hermanos 340 . Como vemos, el Espíritu ha sido el que ha adentrado a Francis- co en el Misterio insondable de Dios para transmitirlo a los fieles. Una experiencia que todos, los que vivimos en penitencia, estamos invitados a vivir. Sin embargo, llega un momento en el que el Espí- ritu provoca en Francisco una experiencia filial de Dios, una expe- riencia de fe de corte místico 341 . 476 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 336 “... María (es) modelo de la Iglesia en su tarea de engendrar nuevos hijos concebidos por el Espíritu Santo y de hacerles creer en Cristo” G. GUITTON, O.c. , nota 264, 496. 337 Ib. , nota anterior. 338 S. ARZUBIALDE, O.c. , nota 168, 26-28. 339 (Cf. TC 9). 340 (Cf. ReglEr 1-2.3). 341 El Espíritu introduce al fiel en el ámbito filial entre el Padre y el Hijo desde la encarnación del Hijo. H.U. VON BALTHASAR, O.c. , nota 99, 197.

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