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c) “Y hermanos somos cuando cumplimos la voluntad del Padre”(v.52) En este verso Francisco no argumenta sólo con la Escritura, para la que Dios es Padre de todos y entre nosotros hermanos (Cf. 1 Jn 5,1), sino con su intuición: si la Trinidad es una comunión de Amor, la incorporación del hombre a esa familia será en fraternidad : “Y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras realizan. Y son espo- sos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo” (v.49-50). “Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi her- mano, mi hermana y mi madre” (Mateo 12, 50). d) “madres, cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo” (v.53) El cumplimiento de la voluntad de Dios, en la 2CtaF, convierte al fiel más en madre que en hermano de Jesucristo. Francisco sigue el modo de vinculación de san Pablo a sus comunidades donde ofrecía su amor materno: “ hijos míos, a los que doy a luz hasta que se forme Cristo en vosotros” (Gálatas 4,19) 329 . “Ser madre” es la últi- ma relación familiar de Dios que los fieles estamos llamados a vivir. Pero para llegar a plasmarla se dan tres condiciones: 1ª) “cuando lo llevamos en el corazón y en nuestro cuerpo”. Esta condición exige la acogida de la Palabra y su cuidado den- tro de las entrañas y del corazón. Es la actitud de María ante el anun- cio de la Salvación (Cf.Lc 1, 26-38) al que responde con un asenti- miento vital a los planes de Dios Padre. La acogida de la Palabra de Dios y la recepción del Espíritu le descubren la grandeza de Dios por contraste con la propia pobreza 330 . Y sólo tras la escucha y el reconocimiento de la propia realidad encarna al Verbo del Padre (2CtaF 4-5) . Así pues, la actitud del fiel, a la que invita Francisco, 474 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 329 “ San Pablo entendió muy bien que no existe separación entre dar a luz nuevos cristianos y dar a luz al mismo Cristo ”. G. GUITTON, O.c. , nota 264, 499. El modo en que propone el ser madre de Jesucristo, se parece a la experiencia de Hayno Halbertensis sobre la acción de la Trinidad en el hombre: “ En realidad pode- mos preguntarnos cómo uno puede convertirse en madre del Señor. Hermano o her- mana es cualquiera que haga la voluntad de su Padre... Ciertamente cada uno de los fieles, en cuanto es instruido es hijo; por cuanto instruye a los demás es madre ”. T. PASTOR, O.c. , nota 35, 751-769. 330 (Cf. Lc 1, 47-55). Refrendado en: V. K. NGUYEN, O.c. , nota 74, 175-197.

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