NG200603001

En la carta se ve que todo “testimonio” del Espíritu es siempre encarnatorio, que realizará su acción siempre en cuanto Espíritu de la Verdad y dentro de la obra de salvación del Padre y del Hijo. 2.2. La función del Espíritu del Señor en la vida espiritual La acción del Espíritu está en nosotros antes de que podamos identificarla como tal. Nosotros, y los fieles de la época de Francis- co, lo hemos recibido por el Bautismo. En él se nos ungió con el Espíritu del Padre y del Espíritu del Hijo, para recorrer el camino his- tórico del Hijo, para encarnar a Cristo en la vida y en la historia de hoy. Cristo sólo se hace presente por la acción del Espíritu Santo. Por eso, sólo la “ habitación y morada” del “ Espíritu del Señor ” en nuestras personas, puede encarnar y hacer presente a Cristo en nuestras vidas . 3. L A REVELACIÓN DE D IOS COMO F AMILIA ( V . 49-53) “Y serán hijos del Padre celestial, cuyas obras realizan. Y son esposos, hermanos y madres de nuestro Señor Jesucristo” (v.49 -50). Dios se revela a Francisco como una comunidad de tres, cuyo deseo es que los varones y mujeres de la historia vivan las relacio- nes de amor que se establecen en la familia trinitaria. El Hijo se encarna en nuestra carne limitada, para que en ella se revele el ros- tro de Dios, y nos levanta de nuestra fragilidad para poder vivir en armonía. Por eso se hace necesario sistematizar la concepción del hombre que tiene Francisco en estos versos, y el modo en que el Espíritu nos envía a encarnar a Cristo en medio del mundo. 466 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ unificado y eucarístico”. O. VAN ASSELDONK, La santa operación del Espíritu del Señor , en SelFranc II (1984) 214.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz