NG200603001

“Y sobre todos aquellos y aquellas que cumplan estas cosas y per- severen hasta el fin, se posará el Espíritu del Señor y hará en ellos habitación y morada” (v.48). Este verso nos introduce en la duda de cómo comprender la expresión “ el Espíritu del Señor” : Por un lado podemos ver en Él al Espíritu del Padre que se le entrega al Hijo en la Encarnación y en el Jordán y por otro, destacar al Espíri- tu de Cristo que se da a los discípulos en Pentecostés. 2.1.1. El Espíritu del Padre El Espíritu del Padre aparece en el AT como el soplo y el signo de vida infundados por Dios en el hombre (Cf. Gn 2,7) y como una fuerza impersonal con la que crea (Cf. Gn 1,2), dirige (Cf. Ex 31,3) y conduce todo (Cf. Sb 1, 5). Podría ser que Francisco comprendiera la unción del fiel y cómo es ungido el Hijo por el Espíritu del Padre en el Jordán (Cf.Mc 1, 9-11) 286 . La unción del Hijo es la “Unción” del Mesías que ejecu- ta el Padre (Cf.Is 11,2) 287 . El problema que nos plantea esta interpre- tación es comprender el hecho como una adopción de Jesús por parte de Dios a causa de sus virtudes. Sin embargo, su bautismo en el Jordán es la manifestación de la relación única entre el Hijo y el Padre y la encomienda de su misión histórica 288 . No hay que olvidar que la 2CtaF se abre con el envío del Espí- ritu del Padre sobre María con el modelo del evangelio de Lucas LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 463 286 W. Kasper representa a la Pneumatología cristológica ya que parte de la tesis de que para hacer una teología del Espíritu hay que ir al testimonio de la his- toria en la Escritura y la Tradición. Su base no puede estar en las analogías tomadas de la vida psíquica del espíritu humano –como hace san Agustín– ya que se acaba desplazando la unción del Espíritu en el Bautismo por miedo al subordinacionismo. W. KASPER, El Dios de Jesucristo (Salamanca 1985) 231-263. 287 Matura es de la opinión de que en la 2CtaF es el Espíritu del Padre el que se posa sobre el fiel (v.48) como lo hizo sobre el Mesías: “Reposará sobre él el espí- ritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh”. T. MATURA, O.c. , 94, 371-405. 288 El Credo nicenoconstantinopolitano evitó el adopcionismo de la interpre- tación arriana y asumió la terminología del “Logos-sarx” para designar la “unión hipostática” sustituyendo a “pneuma-sarx”. Por eso declara la consustancialidad de Padre e Hijo: En el concilio de Constantinopla se declara al Espíritu Santo como “ Señor y Dador de vida ”.

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