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que Dios revela su ser Amor y las relaciones personales que estable- cen el Padre y el Hijo. A esa relación somos todos invitados 281 . Esta expresión se funda en la convicción de que este “ Espíritu con su hálito de vida, ha de considerarse como el principio de toda acción vital” 282 y que proporciona una presencia viva y activa del Amor en “ aquéllos y aquéllas que perseveren hasta el fin” . San Pablo la des- cribe como el Amor mismo de Dios derramado en los corazones de los fieles; una presencia afectiva que deja una huella en el hondón del ser 283 . Lo que propicia para Francisco una experiencia de fe de tal intensidad, que trastoca el sentido de nuestra existencia; le da una mayor amplitud y los acontecimientos de la propia historia parecen converger en el amor. De esta manera Francisco nos prepa- ra para descubrir el ser íntimo de la Trinidad 284 . Para adentrarnos en la experiencia del Espíritu que expone Francisco debemos atender a dos cuestiones: primero explicar qué entendemos por “ el Espíritu del Señor ” y segundo describir su fun- ción en este momento del proceso penitencial. 2.1. La persona del “Espíritu del Señor” El Espíritu Santo, como vimos en la primera parte, es la perso- na de la Trinidad que “... todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios” (1Corintios 12,10) 285 , por ser la comunión de Amor que hay entre el Padre y el Hijo, y a la que todos estamos llamados (Cf.Jn 17,11). Así pues, el Espíritu es el fruto de la relación entre ambos y que se nos manifiesta en la historia para hacernos “... hijos del Padre celestial,” (v.49). 462 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 281 PHILIPON, La Trinidad en mi vida (Barcelona 1962) 86-93. 282 LEON XIII, Divinum Illud , O.c. , nota 41, 555. 283 (Cf. Rom 5,5). 284 “ Así los hermanos que, bajo la inspiración divina, se esfuerzan en la... tarea de vivir en la irrelevancia de la existencia diaria según el Espíritu y no según la carne, son introducidos en las relaciones más personales con la santísima Trini- dad” . M. STEINER, El Espíritu Santo y la fraternidad, en SelFranc XI (1982) 87. 285 “...el Espíritu Santo no dice referencia a sí mismo, sino al Padre y al Hijo porque se llama el Espíritu del Padre y del Hijo ”. “ Sólo el Espíritu Santo procede a la vez del Padre y del Hijo ” (Bula Cantante Domine ). J. COLLANTES, O.c. , nota 45, 506.476.
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