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como la condición necesaria para que todos los varones y mujeres de la historia abran sus vidas a la voluntad del Padre 277 . Francisco reserva la acción del Espíritu Santo al v.48 para mani- festar su acción en la historia de los fieles 278 . Por medio del Espíritu somos introducidos en la realidad trinitaria de Dios (2CtaF 48-53) y llevados a reconocer la vocación que tenemos a establecer con Dios Padre la misma relación que tiene con su Hijo (2CtaF 54-62). Fran- cisco lo describe tal y como lo ha vivido, lo ha sentido y sufrido en su persona por la inhabitación del Espíritu del Señor. Para ello comenzamos el estudio de estos versos centrándonos en la inhabitación del Espíritu en el fiel y el descubrimiento de la realidad familiar de Dios; un diálogo entre la Persona más íntima de Dios y nuestra realidad más profunda. 2. L A INHABITACIÓN DEL E SPÍRITU ( V .48-56 A ) ”Y sobre todos aquellos y aquellas que cumplan estas cosas y per- severen hasta el fin, se posará el Espíritu del Señor y hará en ellos habi- tación y morada” (v.48). El Espíritu se posa sobre aquellos que se disponen a vivir en penitencia como lo hizo sobre el Hijo único de Dios 279 . Francisco nos introduce en la experiencia de Dios por medio de lo que la Tra- dición ha llamado “inhabitación” del Espíritu 280 . El término “inhabi- tar” ( “ y hará en ellos habitación y morada”) recoge el modo con el LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 461 277 “... el obrar cristiano, además de estar provocado por la autocomunicación del Hijo por nosotros y para nosotros, es seguimiento de su doctrina y sus huellas. Por eso la vida de los hermanos... está condicionada por las virtudes del Hijo amado, Jesucristo”. L. LÓPEZ, La confesión – contemplación de Dios uno y trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo en la experiencia cristiana de Francisco y Clara de Asís, en SelFranc 82 (1999) 144. 278 En el Credo que Francisco hace al comienzo (2CtaF 4-12) omite la perso- na del Espíritu y reserva su acción para el final de la vida en penitencia. 279 (Cf. Mt 3,16). 280 “La inhabitación del Espíritu Santo es la señal específica del Mediador. Lo comprendemos si distinguimos los dones del Espíritu, dones sin los cuales no se puede llegar a la vida. El Espíritu Santo permanece en aquellos que le manifiestan, no para nuestra vida, sino para procurársela a otros”. G. MAGNO, O.c. , nota 45, 90.

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