NG200603001

En seguida, la 2CtaF nos introduce en los v.36-47, dedicados a los religiosos, y que se centran en la renuncia a todos los apoyos que hemos ido adquiriendo en nuestra vida: nuestra afectividad, nuestros deseos, nuestro conocimiento y hasta nuestra fuerza de voluntad; ellos estuvieron presentes al inicio del camino pero ahora obstaculizan la relación con Dios. 4. L A VIDA DE PENITENCIA EN LOS RELIGIOSOS ( V .36-47) Los v.19-35 establecen el fundamento de la vida penitencial. En la 2CtaF se prolonga el compromiso de los penitentes a los religio- sos en los v.36-47: “ Y de manera especial los religiosos, que renun- ciaron al siglo, están obligados a hacer más y mayores cosas, pero sin omitir éstas” (v.36). Este apartado no existe en la 1CtaF y pare- ce responder a la constitución de fraternidades de penitentes con unos compromisos particulares entre 1216 y 1221. Los destinatarios de este fragmento están llamados a “ hacer más y mayores cosas” sin omitir las que ya se han expuesto. El proceso de crecimiento que hemos visto no concluye en 2CtaF 35, sino que continúa y atiende a un nuevo tipo de ascesis. El fiel, a la vez que experimenta el amor de Dios, sufre a causa de su débil libertad. Y es que todos estamos inclinados, por naturaleza, a emanciparnos de Dios y a romper las relaciones con los demás; es la fuerza de la “concupiscencia” que nos acompaña toda nuestra vida. Francisco, como los grandes maestros espirituales, nos ofrece la “abnegación” como arma para hacer frente a esa tendencia del hombre. Su fundamento está en el descenso que sufre Jesús a la carne (Cf.2 Cor 8,9) y en su renuncia radical al propio yo (Cf.Mc 8,35) 269 . Y el modo de llevarlo a cabo se expresa de dos maneras: LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 457 “ Sostenía en su alma tremenda lucha, y, mientras no llevaba a la práctica lo que había concebido en su corazón, no hallaba descanso; uno tras otro se sucedían en su mente los más varios pensamientos, y con tal insistencia que lo conturbaban dura- mente” (1Cel 6). 269 Ambas dimensiones están presentes en Flp 2, 6-11: “ El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apare-

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