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Hijo, que constituyen su columna vertebral con un esfuerzo de investigación, de comprensión teológica y de vivencia personal. Confieso que he pedido sentir en mi vida la humildad de la Encarnación y se me ha concedido. Y quizá por eso he destacado aspectos que nunca hubiera pensado tratar. El escribir esta tesina ha sido un regalo, costoso y duro, pero que me ha acercado a la expe- riencia de vida que tuvo Francisco. Por eso, más que un trasfondo teológico, está lleno de referencias a la vida cotidiana de todos aquellos, que un día nos arriesgamos a caminar por los senderos de la penitencia. El Espíritu fue el que se sirvió de Francisco para que yo volvie- ra a la casa del Padre. Y esta carta el motivo para sentirme agrade- cido por el paso del “buen samaritano” en mi historia. ¡Ojalá los hermanos y hermanas de penitencia, seamos capaces de practicar esa misericordia regalada todos los días de nuestra vida! ¡Ojalá que busquemos la relación personal con el Dios Trinidad! De esta manera seremos sacrificio y hostia para nuestros prójimos, acompañantes y hermanos que encarnen para el mundo al mismo Jesucristo. Fr. M ANUEL R OMERO J IMÉNEZ , TOR Madrid LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(II) 551

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