NG200603001

llas que las acojan benignamente, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin, bendígales el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo. Amén” (v.87-88). Por eso afirmamos que la 2CtaF y la Regla TOR deben com- prenderse dentro de la misma corriente espiritual. La segunda redac- ción de la carta, como la encarnación de la Penitencia evangélica en la vida de Francisco, y la Regla, como la encarnación actual de Jesu- cristo en los hermanos y hermanas de la TOR. “Y la voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros y que nació por nuestro bien, se ofrecie- se a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia san- gre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que siga- mos sus huellas (v. 11-13). “Y la voluntad de su Padre...” fue que Francisco, juglar de Dios, regalara esta carta a la Orden de Penitencia. Que a lo largo de los siglos quedara como el referente espiritual de todos aquéllos y aqué- llas, que quieren seguir al Hijo viviendo en penitencia. Y el “Altísimo Padre” nos envió a su Hijo, “a quien nos dio” para manifestar el Misterio de su misericordia. Que “nació por nues- tro bien” tomando todo lo nuestro como suyo, para dar valor a nues- tra carne y a nuestro sufrimiento. Y “se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia ” con el fin de devolvernos al camino de la vida. Lavando nuestras heridas “ por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz ”. Así fue, practicando la misericordia, cómo nos dejó el “ ejemplo para que sigamos sus huellas ”. Esta fue la manera como el Padre cambió nuestro corazón y nos capacitó para ser canales de su Amor a los prójimos. Desde enton- ces podemos acceder, de mano del Espíritu, a reconocer nuestro ori- gen y nuestra meta en la familia de Dios y, a trasparentar, en nues- tra historia, el Amor que hay entre el Padre y el Hijo. UNA SIMPLE CONCLUSIÓN He llegado al final de mi intento tras recorrer los versos y la lógica de la carta. He sistematizado los temas de la espiritualidad del 550 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ

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