NG200602003

de conquista o de dominio, sino como comunicación de buena noti- cia, con entera libertad y sin coacción. El creyente y la Iglesia, con su Doctrina Social, no condenan el mundo desde su propia perspec- tiva sino que confrontan el mundo desde la comunicación y con la realidad de Cristo-Persona-mensaje. Y la dimensión personalista y la misionera se abren antro- pológicamente en el horizonte escatológico. Nos referimos a la acti- tud, decisoria y fundamental, tomada por el hombre frente a las rea- lidades de este mundo, que va más allá del tiempo y del espacio pero que necesita del tiempo y del espacio para expresarse sabien- do que, para ello, las cosas y el modo con que los demás inciden sobre cada individuo no son lo definitivo para los cristianos sino ele- mentos secundarios. Cabe, en efecto, pensar que cada uno ha de salvarse contra el mundo, en el mundo o que ha de salvarse con el mundo. Cualquiera de las tres concepciones puede definir una ver- dadera manera de ser cristiano y de expresar su categoría de Dios. La fuente y la razón de este proceso antropológico están en que con la concepción y el camino ideal de la ética cristiana no cree en la existencia de una continuidad automática entre el plano de las cosas y el de Dios. Existe una relación entre ambos que pasa a tra- vés de una experiencia original, personal, con poder para establecer esa continuidad elegida dinámicamente como efecto de una opción fundamental: el encuentro con el Cristo del Misterio Pascual . Esta supera tanto el integrismo como el progresismo ingenuo porque Jesús se inserta en su entorno social, acepta el cuadro estructurante– organizativo de la vida social. Él se hizo hombre en todo excepto en el pecado pero recibió carne de pecado en el sentido profundo de la solidaridad humana. “En realidad, el misterio del hombre solo se esclarece en el mis- terio del Verbo encarnado” (GS 22). Juan Pablo II profundiza en este pensamiento conciliar al afirmar que Cristo redentor “revela plena- mente el hombre al mismo hombre. Tal es –si se puede expresar así – la dimensión humana del misterio de la Redención. En esta dimen- sión el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la dignidad y el valor de la propia humanidad. En el misterio de la Redención el hombre es confirmado y en cierto modo es nuevamente creado: ‘él es creado de nuevo’” (RH 10). Desde esta nueva realidad, el cristiano hará su opción fundamental. EL HUMANISMO TRINITARIO, FUENTE DE LA DOCTRINA SOCIAL… 359

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