NG200602003
ción divina. Este silencio divino se notará especialmente cuando el creyente se enfrente a las injusticias políticas. Pero el silencio de Dios está también en el origen de un cami- no de liberación. La convicción de la existencia de Dios pone en juego la posibilidad de desearle o excluirle. Dios no es ni el Padre bueno deseado (deseo creado por nuestro deseo) por nosotros ni el perseguidor creado por nuestra agresividad. Dios Padre es el total- mente “OTRO”, diverso de todas nuestras proyecciones. Reconocer a Dios como Padre significa reconocerlo como aquel que se da y lo hace con una iniciativa absoluta. Dios es perfectamente Padre por- que Él solo es capaz de donarse total y continuamente: su potencia de Padre consiste en su capacidad de darse. Con su fe en Cristo, el creyente encuentra una autonomía feliz descentrándose de su deseo para centrarse en el deseo del Padre. Conformándose, identificando su voluntad con la voluntad del Padre, en el Espíritu, a Cristo como autodonación del Padre al mundo, nosotros nos hacemos libres por un camino de solidaridad con los hombres en Dios. La ética teologal del don no aparece como un sueño utópico de la superación de la reciprocidad. En la comunidad todos se dan a todos. La caridad fraterna vivida en comunidad creyente debe con- sistir en la acogida de todos los que se dan no porque han sido ele- gidos agradecidamente para eso sino porque son don del Padre. Porque Dios es don, seremos dones. El punto de partida de este don en el compromiso social es la pertenencia a una Iglesia que, como todo grupo social, tiende a absolutizarse a sí misma como sociedad perfecta. Pero en este marco de sociedad, la búsqueda de Dios no puede ser una aventura indi- vidualista, conducida por la soledad de los otros. Es más bien una obra de solidaridad con toda una generación, es una prueba de ver- dad para el creyente llamado a participar en dificultades radicales de cada época y buscar a Dios en esos acontecimientos que le toca vivir. Es obra de solidaridad puesto que Dios es solidario. Identificándose con Jesús eclesialmente o desde la comunidad, a través de una práctica social que tenga el valor del testimonio comunitario a favor de los más pobres, se llegará al camino del des- cubrimiento del mismo Jesús. No sólo el acto del testimonio y del EL HUMANISMO TRINITARIO, FUENTE DE LA DOCTRINA SOCIAL… 393
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