NG200602003

En todo esto, se ha de buscar el desarrollo verdadero como aquel que respeta los derechos humanos (SRS. 33 y 34) atendiendo no sólo a lo económico, con una jerarquía de valores, tomando con- ciencia del valor de los derechos de todos, respetando el ordena- miento interno de los bienes de cada nación, atendiendo al marco de la solidaridad y de la libertad, de la verdad y del bien común y el respeto a todos los seres que constituyen la naturaleza. La sociedad como la Iglesia deben caminar hacia la superación de las estructuras de pecado a través de la solidaridad. El camino es largo y está amenazado por la fragilidad del hombre y la mutabili- dad de las circunstancias. Pero dentro de este camino donde caben creyentes y no creyentes es preciso cambiar las actitudes espiritua- les que definen las relaciones del hombre consigo mismo, con el prójimo y con las comunidades humanas. Este camino es el de la solidaridad. La interdependencia entre los hombres y naciones nos abre la conciencia de que los proble- mas son de todos y también su solución. En la mente del Papa está el espíritu de la Gaudium et Spes donde los gozos y esperanzas de la humanidad lo son también de la Iglesia. El ejercicio de la solidaridad ha de basarse en los siguientes aspectos: en el reconocimiento de los otros como personas, en la afirmación pública de cada uno en el mundo nacional, en la nega- ción de los imperialismos en favor de las hegemonías propias, en las relaciones internacionales considerando que los bienes son de todos los hombres, y en la importancia del despertar religioso en las nacio- nes y sociedades, en definitiva, en una sociedad plural y abierta 37 . “Sólo si el cristianismo interviene en la construcción de una sociedad mundial y global podrá hacer valer en ella y para ella su propio ideal de solidaridad sin odio ni violencia. Pero el amor al enemigo, la resistencia al odio y la violencia no dispensan al cristia- nismo de la lucha para que todos los hombres sean sujetos. De lo con- trario faltaría a su misión de ser la patria de una esperanza: la espe- ranza en el Dios de vivos y muertos que llama a todos los hombres a ser sujetos de su presencia” 38 a través de la solidaridad. EL HUMANISMO TRINITARIO, FUENTE DE LA DOCTRINA SOCIAL… 377 37 A.F. UTZ, La sociedad abierta y sus ideologías (Barcelona 1989) . 38 J. B. METZ, O.c., 244.

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