NG200602003

mundo entero. En relación a cada hombre, el Reino de Dios impli- ca su conversión a Dios mediante la renuncia al pecado y la prácti- ca de la solidaridad para con los demás hombres y en el cuidado de la naturaleza. De esta manera el humanismo divino que se transpa- renta en su Reino es un humanismo universal y cósmico. ¿Cómo realizar el Reino según la Doctrina Social de la Iglesia en este ámbito universal? En primer lugar, se parte de la realidad sufriente del ser humano a causa del pecado de la misma esencia antropológica para dar respuesta a la conciencia que tiene el papa de que “el amor es el servicio que presta la iglesia para atender cons- tantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres” (DCE 19). De forma explícita lo expresa al final del documento. Ante el grito de Job y de los sufrientes (DCE 38) ante las inmensas necesidades de los seres humanos (DCE 37) el cristiano siempre tiene una respuesta de amor : “Los cristianos siguen creyen- do, a pesar de todas la incomprensiones y confusiones del mundo que les rodea, en la bondad de Dios y su amor al hombre” (Tit. 3, 4). Aunque estén sumisos como los demás hombres en las dramáticas y complejas vicisitudes de la historia, permanecen firmes en la certeza de que Dios es Padre y nos ama, aunque su silencio siga siendo incomprensible para nosotros” (DCE 38). El punto de partida de la ética universal es el grito, a veces sofocado, otras ignorado, de los sufrientes, de los oprimidos y excluidos. Así pues, como ocurre en la Sagrada Escritura, aceptar la interpelación que viene del sufrimiento exige ir más allá de la con- miseración paternalista tomando una figura encarnatoria 25 . Nace aquí la respuesta ideal y el consejo evangélico de hacerse pobre para sacar de la pobreza y de la miseria a todo ser humano. Aquí está la realización del dogma de la salvación Universal de Cristo, de manera que a través de esta acción cristológica y cristocéntrica se llega a la consecución del humanismo salvífico universal. ¿Cómo se genera la solidaridad compasiva con las víctimas? Siguiendo a Adorno 26 vemos que no sólo se origina con la concien- cia sino que se necesita la angustia real y el sentimiento de solida- 368 ÁNGEL GALINDO GARCÍA 25 J. M. PÉREZ CHARLÍN, El desafío de la globalización , en Vida religiosa 90 (2001) 18. 26 TH. W. ADORNO, Dialéctica Negativa (Madrid 1973).

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