NG200602003

En segundo lugar, el humanismo trinitario pleno tiene una dimensión social. Esta dimensión aparece en la misma definición de caridad: La caridad es “la virtud sobrenatural que inclina al hombre a amar a Dios y al prójimo”. La caridad social es un aspecto del amor al prójimo que dirige la actividad del hombre al Bien Común. No sólo mueve al hombre a respetar el derecho en todo cuanto le exige para contribuir al Bien Común sino que lo hace con un sentido sobrenatural, es decir, por amor a Dios y a los hombres. Esta dimensión socio-política de la caridad que no queda anu- lada por la justicia nace de su estructura teologal proyectada hacia la humanización del ser humano en un proceso que va desde la vida “agápica” hasta el compromiso y concretado de diversas maneras: – La vida teologal tiene una dimensión política que nace de la fe en un Dios creador y afecto al dinamismo de la vida cris- tiana. – La caridad política es un compromiso activo en favor de un mundo más justo. – La caridad política se traduce en generosidad y desinterés personal por el compromiso social. – El compromiso social hace al hombre más digno y más pleno, más íntegro. La caridad dirige las demás virtudes al Bien Común e intenta acomodar las estructuras a las exigencias de la justicia social 24 . Entre sus efectos podemos enumerar: fortalece entre los hombres la solida- ridad y la fraternidad; anima a los cristianos a presionar para trans- formar los ambientes, las estructuras y las condiciones de vida a fin de instaurar todas las cosas en la verdad, en la libertad y en la justi- cia; intenta redimir el campo de la beneficencia en favor de la segu- ridad Social; y lleva socorro material allí donde no llega la justicia. 4. HUMANISMO UNIVERSAL A pesar de las limitaciones, Dios ha hecho al hombre con gran- des capacidades dándole poder sobre la obra de sus manos y 366 ÁNGEL GALINDO GARCÍA 24 Cf. SANTO TOMÁS, Sum. Theol . II-II, q.1-170.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz