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pleno el que hay que promover 18 . ¿Qué quiere decir esto sino el des- arrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres? Un humanismo cerrado, impenetrable a los valores del espíritu y a Dios, que es la fuente de ellos, podría aparentemente triunfar. Ciertamen- te, el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero, ‘al fin y al cabo, sin Dios no puede menos de organizarla contra el hombre. El humanismo exclusivo es un humanismo inhumano 19 . No hay, pues, más que un humanismo verdadero que se abre al Absoluto, en el reconocimiento de una vocación, que da la idea verdadera de la vida humana. Lejos de ser la norma última de los valores, el hom- bre no se realiza a sí mismo si no es superándose. Según la tan acer- tada expresión de Pascal, el hombre supera infinitamente al hom- bre” 20 . Posteriormente, será Juan Pablo II en su encíclica Sollicitudo rei socialis quien nos presentará el humanismo pleno con las caracte- rísticas de un humanismo teocéntrico a la luz del misterio de la Redención (SRS 31), presente en la historia (SRS 32), donde se res- peten los derechos humanos (SRS 33), comunitario donde se afirme el primado del hombre sobre la sociedad (SRS 42,44), interrelacio- nal y unitario (SRS 40), cultural (SRS 29) y un humanismo del traba- jo creativo frente al productivo (SRS 37) 21 . “La participación en la vida filial de Cristo, hecha posible por la Encarnación y por el don pascual del Espíritu, lejos de mortificar, tiene el efecto de liberar la verdadera identidad y la consistencia autónoma de los seres humanos, en todas sus expresiones” (CDSI 45). Según esto, la condición redimida del hombre es una clave de la enseñanza social de la Iglesia, porque “el Señor vino en persona para liberar y vigorizar al hombre moviéndole interiormente y expul- sando al príncipe de este mundo (Cf. Jn 12,31), que le retenía en la esclavitud del pecado” (GS 13). En definitiva, “la razón más alta de EL HUMANISMO TRINITARIO, FUENTE DE LA DOCTRINA SOCIAL… 363 18 Cf. J. MARITAIN, L’humanisme intégral , Paris 1936. Cf. A. GALINDO GAR- CÍA, “Dimensión Moral del Desarrollo”, en Corintios XIII 47 (1988) 6997. 19 H. de LUBAC, Le drame de l’humanisme athée (Paris 1945) 10. 20 PASCAL, Pensées nº 434; Cf M. ZUNDEL, L’homme passe l’homme (Le Caire 1944) PABLO VI, pp. 42. 21 Cf. A. GALINDO GARCÍA, Dimensión moral del desarrollo, en Corintios XIII 47 (1988) 97.

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