NG200602002

En relación con la segunda, la devaluación se hace verdadera- mente significativa. El aspecto positivo de los ángeles como mensa- jeros de Dios, al estilo de cómo son presentados en los evangelios y en el libro de los Hechos, en las cartas paulinas aparece con una sorprendente sobriedad. Para él, el tono de una plena valoración de los ángeles, únicamente se halla justificado por el hecho de Cristo. Su importancia se la da únicamente el hecho de participar en el cor- tejo de Cristo. Su misión consiste en poner de relieve el señorío de Cristo, que está por encima de esa clase de espíritus que él mencio- na, por ejemplo en el himno a los Colosenses ( 1,15-20 ). La presentación de los ángeles como transmisores de la Ley ( Ga 3,19; Hb 2,2 ) tiene escasa importancia porque está condicionada por las referencias a la obra salvífica de Cristo. Son mencionados en la medida en que sirven como instrumentos o medios para ponerla de relieve. Lo mismo ocurre cuando el mismo Pablo los interpone en su camino en una especie de reto en el terreno de la evangelización: “Aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evan- gelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema” (Ga 1,8: el texto citado demuestra lo ya mencionado: “únicamente se halla jus- tificada su importancia por el hecho de Cristo y de su actividad sal- vífica”). En la valoración de lo esencial los ángeles pasan a un segundo plano: “Aunque hablara la lengua de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy bronce que resuena o címbalo que retiñe” (1Co 13,1). Como el Hijo es superior y de distinta naturaleza que las cate- gorías angélicas, así también con él y a través de él los creyentes: “A ellos fue revelado que no a sí mismo, sino a vosotros, servían con esto que os ha sido anunciado ahora por los que os evangelizaron, movi- dos por el Espíritu Santo, enviado del cielo y que los mismos ángeles desean contemplar” (1Pe 1,12). Lo que a él se le ha concedido les es comunicado también a los hombres, no a los ángeles: “Pues, como es sabido, no socorrió a los ángeles, sino a la descendencia de Abrahán” (Hb 2,16). 4. Esta devaluación del cortejo angélico motivada por su esen- cial referencia a Cristo y a su obra salvadora se acentúa en el epis- tolario paulino por su ataque frontal a las categorías gnósticas. Col DIOS Y SU CORTEJO ANGÉLICO 341

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