NG200602002
3. Es lógico pensar que el apóstol Pablo, como buen conoce- dor del judaísmo, estaba familiarizado con la doctrina judía de los ángeles. Les hubiese dado una cabida importante en su epistolario de haber dejado sus escritos previos al encuentro con Cristo para la posteridad. No hemos tenido esa suerte. Únicamente podemos afir- mar, teniendo en cuenta su epistolario, las dos afirmaciones a las que se reduce su pensamiento en esta cuestión: 1ª) La exclusión de toda identificación del ángel, de la naturaleza que sea, con Cristo y 2ª) la tendencia hacia una devaluación de la angelología. En cuanto a la primera, para Pablo el Mesías no es un ser ange- lical , ni siquiera colocándolo en la cúspide de su jerarquía. Para Pablo el Mesías es el Hijo , que se halla muy por encima de los ánge- les: “Respecto de aquel día y de aquella hora, nadie sabe nada, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, únicamente el Padre” (Mc 13,32 y par.) A lo sumo los ángeles están al servicio del Hijo. El comienzo de la carta a los Hebreos lo afirma con absoluta claridad: “¿A qué ángel ha dicho Dios alguna vez: “Tú eres mi Hijo; yo te he engendra- do hoy? Y cuando de nuevo introduce al Primogénito en el mundo, dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios”: “¿Pues a cuál de los ángeles dijo alguna vez: “Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy?” Y luego: Yo seré para El padre, y El será Hijo para mí?” Y cuando de nuevo introduce a su Primogénito en el mundo dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios. De los ángeles dice: “El que hace a sus ángeles espíritus y a sus ministros llamas de fuego. Pero al Hijo: Tu trono, ¡oh Dios!, subsistirá por los siglos de los siglos, cetro de equidad es el cetro de tu reino”... (Hb 1,5-8. ”¿Y a cuál de los ángeles dijo alguna vez: “Siéntate a mi diestra, mientras pongo a tus enemigos por escabel de tus pies?” (Hb 1,13). “Pero si vemos al que Dios hizo poco menos que a los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y honor, por haber padecido la muerte, para que por gracia de Dios gustase la muerte por todos. Pues convenía que aquel para quien y por quien son todas las cosas, que se proponía llevar muchos ángeles a la gloria, perfeccionar por las tribulaciones al Autor de la salud por ellos” (Hb 2,9-10). La muerte salvífica de Cristo es otro argumento de la superiori- dad del Hijo sobre los ángeles. Los textos citados manifiestan la total diferencia y preeminencia del Hijo sobre los ángeles. 340 FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS
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