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levantó su mano derecha al cielo y juró diciendo: Por el que vive por los siglos de los siglos y por el que ha creado el cielo, la tierra, el mar y cuanto hay en ellos, juro que el tiempo ha llegado a su fin y que cuan- do el séptimo ángel se apreste a tocar la trompeta y haga oír su voz, se consumará el plan secreto de Dios, como anunció a sus siervos los pro- fetas. Y la voz que había oído desde el cielo me hablaba de nuevo diciendo: Vete y toma el libro que tiene en su mano el ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el libro. Y me respondió: Toma y cómelo; te amargará las entrañas, pero en tu boca será dulce como la miel. Tomé el libro de la mano del ángel y lo comí. Y resultó dulce como la miel en mi boca, pero cuando lo hube comido, se llenaron mis entrañas de amargura. Y alguien me dijo: Tienes aún que profetizar sobre pueblos, gentes, len- guas y reyes numerosos” (Ap 10,1-11). Es lo más parecido a una teofanía. El ángel poderoso –proba- blemente el Vidente se refiere al arcángel Gabriel, cuyo significado etimológico es “poder” – es el punto de unión entre el cielo y la tie- rra. Es una figura que baja del cielo; pone un pie sobre la tierra y otro sobre el mar; su atuendo luminoso corresponde al del Hijo del hombre ( Ap 1,13ss ). Se trata de un mensajero que el cielo manda a la tierra. Así lo indica tanto el arco iris que aureolaba su cabeza como el libro que tiene en sus manos. Teológicamente hablando nos hallamos en el terreno de la mediación. El mundo tenebroso de aquí abajo debe ser iluminado por la luz que procede de Dios. La auto- ridad de esta figura extraordinaria la destacan el grito de león que ruge y el retumbar de los siete truenos. Ambos detalles significan lo mismo. La diferencia está en que el segundo procede del Sal 29 que, de siete formas distintas, presenta a Yahvé como el Dios de los true- nos 37 . La finalidad del ángel consolador es transmitir la revelación divina. La actitud de emitir un juramento, levantando su mano dere- cha hacia el cielo, acentúa la veracidad de su mensaje. El segundo detalle al respecto es la recepción de un pequeño libro, un rollo , que el Vidente recibe del ángel consolador. La imagen procede de DIOS Y SU CORTEJO ANGÉLICO 337 37 F. FERNÁNDEZ RAMOS, Los Enigmas del Apocalipsis (Salamanca 1993) 175-176.

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