NG200602002

nosotros. La situación creada por la acción de Dios en Cristo para la salud-salvación de los hombres es la única determinante de nuestra relación con Dios y con la vida eterna. La causa de tan gran diversidad de los ángeles, demonios y demás seres intermedios entre Dios y los hombres, obedece, en gran medida a la herejía del literalismo que convierte en seres beneficio- sos o perniciosos aquellos vocablos que existían para designar la acción divina salvífica o punitiva antes de entrar a formar parte de la jerarquía angélica o demoníaca de los seres intermedios que, por cierto, no ha sido exhaustiva por nuestra parte 36 . VI. ÁNGELES EN EL NUEVO TESTAMENTO 1. Después de las representaciones de Dios y de su cortejo angélico en las reflexiones necesarias sobre el tema tratado –hemos incluido todo el conglomerado de un cortejo angélico compuesto por muchos ángeles a los que se contraponen los seres opuestos, los demonios– continuamos nuestra exposición centrándonos en el NT. Para ello no podemos partir de cero. Debemos tener en cuenta las raíces que el AT nos ha proporcionado despojándolas, en lo posible, de las adherencias inevitables que tienen. La consideración veterotestamentario-judía de los ángeles como sustitutos o representantes del mundo celeste es considerada por el NT como evidente. Quien se les parece se mueve en el mundo de Dios ( Hch 6,15: “Fijando los ojos en él todos los que estaban senta- dos en el Sanedrin, vieron su rostro como el rostro de un ángel”: el texto se refiere a Esteban pronunciando su célebre discurso); com- pararse a ellos es como compararse a Dios ( Ga 4, 14: “y no despre- ciasteis ni rechazasteis la prueba que suponía para vosotros mi dolencia corporal, sino que me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús”; ser su espectáculo equivale a representar lo celeste (1Co 4,9): “Porque pienso que Dios nos ha colocado los últi- mos a nosotros, los apóstoles, como condenados a muerte, pues nos DIOS Y SU CORTEJO ANGÉLICO 335 36 L. LERCHER, Institutiones Theologicae Dogmaticae . Vol. II: De Deo crean- te et elevante (Barcelona 1945) 440-470.

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