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pueden ser considerados como figuras no celestes, sino humanas y dispuestas a la guerra ( Gn 32,2-3; Jos 5,13; Jc 5,2; 1R 22,19-23). V. REPRESENTACIONES DEL PASADO 1. Todavía a mediados del siglo pasado el tratamiento de los ángeles era presentado como uno de los aspectos dogmáticos for- mando parte de Dios creador y redentor: De Deo creante et elevan- te. Sintetizamos a continuación los títulos dedicados a los ángeles: Entre otras realidades creadas, además de la humana, Dios creó otras llamadas “ángeles”. La calificación dada a esta afirmación por los teólogos era “de fide definita”. Y la demostración de una verdad “definida como de fe” consistía en la mención que casi todos los libros del Antiguo y del NT hacen de ellos y, además, todos los Padres de la Iglesia y escritores eclesiásticos hablan de los ángeles como de unos seres de cuya existencia ningún cristiano puede dudar. 2. La naturaleza de los ángeles pertenecía a la opinión común entre los teólogos , por tanto, era valorada, al menos, como teológica- mente cierta: son espíritus puros . Entre los textos de la Escritura que demostraban esta realidad, destacaba el siguiente: “¿No son todos ellos espíritus encargados de una misión, enviados para servir a quienes han de heredar la salvación?” (Hb 1,14: en la sección dedi- cada a demostrar la superioridad de Cristo sobre los ángeles). 3. La distinción jerárquica entre ellos era fácil de demostrar. Bastaba recurrir a los nombres que tienen: ángeles, arcángeles, sera- fines, tronos, dominaciones, virtudes, potestades... Comúnmente eran admitidos tres grados jerárquicos y nueve órdenes distintos. Cada una de las jerarquías comprendía tres grados distintos: a la pri- mera pertenecían los serafines, querubines y tronos; a la segunda, las dominaciones, virtudes y potestades y a la tercera los principa- dos, arcángeles y ángeles. 4. Junto a este apartado se nos impone situar nuestra valora- ción . Si nos resulta laboriosa la aceptación de los ángeles con sus distintos nombres, los demás grados jerárquicos y los consiguientes órdenes nuestra valoración los incluye sencillamente en las conside- 332 FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS

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