NG200602002

go Josefo, que no era saduceo, se deleita con su existencia, encuen- tra sus raíces en el AT, y los vincula a la palabra “fantasma” o visión de sueños. Su creencia en los ángeles se halla mitigada por el influ- jo racional que pesa sobre él. En cuanto al nombre que reciben lo considera como un asunto interno; no lo universaliza. 2. Las elucubraciones sobre el cortejo divino tienen como fuen- te y origen en el judaísmo la apocalíptica a partir de Daniel. Gracias a ella, y una vez superada la profecía , los ángeles transmiten e inter- vienen en los misterios de la naturaleza, del mundo celeste y del tiempo último. Por otra parte, el ejemplo de los héroes de otras religiones, pro- dujo una inclinación a describir las relaciones con los parientes del mundo divino. La influencia más notable en ello fue el parsismo y también la cultura babilónica influyó decisivamente en el desarrollo de la angelología. La entremezcla de las influencias mencionadas dio como resultado el dualismo gracias al cual el cortejo angélico alcan- za un notable desarrollo. La expansión de la angelología se halla exigida por dicha fe sincretista en la que aparecen inseparablemen- te los ángeles y los demonios. En cualquier caso nunca podemos prescindir ni desentendernos de las convicciones del AT para acep- tar la angelología en el rabinismo. Ella se convirtió en el bien común de los fieles creyentes a los que dicha angelología protegía en sus creencias. No se puede renunciar a ella. 3. Para el rabinismo la norma para la aceptabilidad de una doc- trina era su relación con la fe en Dios. La repulsa frente a la gnosis tenía su fundamento en que podía llevar a la teoría de un segundo Dios. La doctrina sobre los ángeles era reconocida como una legíti- ma continuación de las representaciones del AT. Nunca ha derivado de la divinización de los ángeles; más aún nunca se aprecia una inclinación hacia ello. Ahí tenemos una referencia fundamental fren- te a otros “espíritus buenos” de otras religiones del entorno. Los ángeles de la angelología judía son siempre representacio- nes inocentes de la palabra y de la voluntad omnipresente y omnis- ciente de Yahvé. “Donde quiera que aparece Miguel, se halla la glo- ria de la shekina”, reza un proverbio judío. Incluso en la angelología desarrollada los ángeles sirven siempre para la pronunciación, la 328 FELIPE FERNÁNDEZ RAMOS

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