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deben su existencia y su estabilidad y permanencia a la acción cre- adora de Dios. Creados y mantenidos por Dios, deben alabarlo con- tínuamente en un grandioso coro exultante y unánime ( Sal 148,5- 6 ) 26 . Como puede deducirse de la ley del paralelismo los ángeles de Dios son seres personales o, más bien, personificaciones de las fuer- zas celestes. “Mira: aun a sus ministros no se confía, aun en sus ángeles halla tacha ” (Job 4,18) . Esta manifestación de Efifaz de Teman pre- tende rechazar la conciencia de Job que se declara inocente. Nadie puede presumir de ser inocente ante Dios, ni siquiera “los servido- res de Dios”, ni “los ángeles”. Se trata de dos expresiones sinónimas y hacen referencia a la santidad de los que se hallan en la máxima cercanía a Dios. Job no tiene derecho a equipararse a ellos. 11. La peculiaridad de estos textos, tanto los de las historietas escenificadas como las contenidas en las afirmaciones poéticas cita- das consiste en que no distinguen entre el ángel de Yahvé y Yahvé mismo . El que habla o actúa, unas veces uno y otras veces el otro, es claramente una y la misma persona. Pero en el cambio entre ambos hay un cierto sistema diferencial: si se habla de Dios, y se prescinde de los hombres, entonces, en lugar de Yahvé , en la medi- da en que es percibido por el hombre, aparece el ángel de Yahvé , por ejemplo Gn 21,17ss : Dios oye el clamor de Agar... el ángel de Dios la llama... Dios le abre los ojos”. En estos casos se trataba, originariamente, de una aparición sensible de Dios. El autor de la historia lo ha cambiado para acen- tuar la trascendencia, de tal modo que el ángel de Yahvé es presen- tado como una forma de aparición de Dios. En este cambio el AT nos ofrece una teologuización literaria de tradiciones más antiguas que no lleva consigo una fe ampliada y que, por tanto, no debe ser entendida como una ampliación del ángel de Yahvé 27 . Hay otro aspecto que ha posibilitado esta reflexión teológica de la figura no complicada de la fe: cuando Yahvé se enojó en el Horeb, se resistía a acompañar a Israel; su santidad, por otro lado, se sentía afectada por esta actitud negativa; entonces su ángel debía DIOS Y SU CORTEJO ANGÉLICO 321 26 G. von RAD, O.c., en TWzNT, I, 76. 27 G. von RAD, O.c., en TWzNT, I, 77, nota 20.
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