NG200602001

“¡Oh, cuán dichosos y benditos son los que aman a Dios y obran como dice el Señor mismo en el Evangelio” (v.18 a). El amor que se devuelve a Dios tiene que realizarse a través del amor al prójimo porque el Hijo se ha hecho prójimo nuestro asu- miendo nuestra limitación. Francisco ha descubierto, en su propia vida, que el Hijo encarnado no ha hecho nada que no hubiese rea- lizado toda la Trinidad 234 . Así lo ha querido manifestar a los fieles de manera que salgan de sí (“eros”) y se conviertan en canales del Amor de Dios 235 . Y de esta manera el Amor de Dios se constituya en el garante del amor entre los hombres 236 . Francisco termina este fragmento de la historia de la Salvación (2CtaF 4-18) haciéndonos caer en la cuenta de que sólo el recuerdo de la misericordia de Dios provoca en nosotros la necesidad de cam- biar de vida. Este Amor, recibido por medio de la actuación y el mensaje del Hijo, produce en nosotros la conversión de nuestro amor (“eros”) hacia Dios y hacia el prójimo. Fr. M ANUEL R OMERO J IMÉNEZ , TOR Madrid 300 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 234 “ Sed compasivos como Dios es compasivo” (Lc 6, 36). 235 “ porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado “ (Rom 5,5). 236 (Cf. 13,34-35).

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