NG200602001

a Dios (2CtaF 18) porque así lo ha experimentado Francisco. En todo proceso de conocimiento del Señor hay una identificación pri- mera con aquellos que caminaron y vivieron con Él, después se va integrando en la propia vida el mensaje que “ dice el mismo Señor en el evangelio” (v.18), hasta que se hace vida la misión que el Padre tiene destinada para cada uno. 2.3. Los que aman “las tinieblas” y no “cumplen los mandamientos” (v.16-17) Son pocos los que quieren acoger la Salvación porque son bas- tantes los que rechazan la misericordia de Dios y optan por las tinie- blas: “Los que no quieren gustar cuán suave es el Señor y aman más las tinieblas que la luz, no queriendo cumplir los mandamientos del Señor, son malditos” (v.16). Esta constatación se funda en Jn 3,19 217 para mostrar que es necesario creer en el Hijo (la luz) para salvar- se. Es la oferta que el mismo Jesús hace a Nicodemo y que le supo- ne un nuevo nacimiento. Si el evangelio de Juan se refiere a los judí- os, Francisco se dirige a aquellos cristianos que no quieren “gustar cuán suave es el Señor”. Esta negativa a vincularse con el Señor se demuestra con la negativa a “...cumplir los mandamientos” y que, para Francisco, son el dato objetivo que nos vincula a la Salvación “ como dice el Señor mismo en el evangelio ” 218 . El juicio y la senten- cia se producen en el presente, cada vez que alguien rechaza vin- cularse con la persona y el Misterio de Jesús: la maldición 219 . LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(I) 293 217 “ Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”. 218 Para Máximo el Confesor el Señor unió la observancia de todos los pre- ceptos a la fe recta, de manera que es imposible que una privada de la otra salve al hombre. También afirma que quien “... luche por guardar esta palabra, cumple a la vez todos los mandamientos. Quien no se ha desprendido de las pasiones de las cosas materiales, como se ha dicho, no puede amar verdaderamente ni a Dios ni al próji- mo” . M. EL CONFESOR, O.c., nota 45, 2.6. 219 Los salmos que avalan este rechazo (2CtaF 16-17) son: el salmo 34,9, para el que sólo se puede alabar a Yahveh si se cumple la Ley y se recibe la salvación en el Templo; y el salmo 119, 21 que sitúa a Yahveh como el “goel” del oprimido y la “justicia” ante los malvados. H. J. KRANS, Teología de los Salmos (Salamanca 1985) 101. 221-222.276.

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