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que el “ Espíritu del Señor” procede del Padre desde la eternidad (“ekpóuresis”), y a la vez del Padre y del Hijo en la historia (“proie- nai”) 192 . En la historia, por decisión del Padre, encarna, unge y hace disponible al Hijo como ya lo hacía eternamente 193 . Al hacerse hom- bre, el Verbo del Padre, necesariamente modifica su relación con el Espíritu que se convierte en su principio de acción. La inversión de las procesiones trinitarias, al entrar en la historia 194 , permitirá al Espí- ritu del resucitado introducir al hombre en la experiencia de ser hijo del Padre (filiación) y hacer presente al Hijo en la Eucaristía 195 . Esta pudiera ser una de las razones por las que el Espíritu Santo no aparece en esta parte de la carta y sí más adelante (2CtaF 48-53). Su función parece dirigirse a realizar en cada fiel la Encarnación del Verbo. 3. L A C REACIÓN EN C RISTO En mitad de todo este descenso nos encontramos la expresión: “...no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados” (v.12) . Hace alusión a lo que la Tradición ha denominado “Creatio in Christo”. Francisco sitúa este acontecimiento salvador en el momento de mayor indigencia del Hijo; como si en medio de su Pasión y Muerte se mostrara con mayor claridad su origen trinita- rio 196 . En los escritos de Francisco la Creación y la Encarnación son actos salvadores por los que el Padre se comunica y revela la soli- daridad trinitaria, sin embargo en esta 2CtaF no sigue la secuencia 286 MANUEL ROMERO JIMÉNEZ 192 La teología oriental acepta el filioque en el desarrollo histórico, no en la eternidad porque podría rebajarse la monarquía paterna y caer en subordinacionis- mo. O.c., nota 45. 193 Como Espíritu del Padre sigue el orden histórico: 1º El Padre, 2º el Hijo y 3º el Espíritu. H.U. VON BALTHASAR, O.c., 99, 205-206. 194 Aquí el orden es: 1º ser hijos del Padre, 2º ser esposos del Espíritu Santo y 3º hermanos del Hijo. Ib., nota anterior. 195 Es la acción del Espíritu que describe Máximo el Confesor en su Quaes- tiones al Thalassium . M. EL CONFESOR, O.c., nota 45, LXIII. 196 “Dios se manifiesta como Amor sobre todo en la cruz de Jesucristo... El hecho de que el amor lleve a Dios a hacer suya nuestra humana indigencia, llena de sentido nuestra vida ”. J. R. GARCÍA-MURGA, O.c., nota 96, 308-312.

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