NG200602001
perdió la humanidad, a la que se une la misión del Espíritu Santo de introducir al fiel en las relaciones trinitarias. Francisco comprende que la experiencia de la Trinidad, como Amor, se manifestó ya en la historia general de la Salvación y que ahora es el momento de con- cretarse en la historia personal de cada varón y mujer. Ayer, hoy y siempre, las tres Personas son una comunión en el único Amor (Cf.1 Jn 4,8) y aparecen como tres a causa de las relaciones que estable- cen. Por eso Francisco distingue literariamente las dos misiones: la del Hijo (2CtaF 4-13) y la del Espíritu (2CtaF 48-53). Tras estas puntualizaciones podemos afirmar que las relaciones que se dan en la intimidad de Dios son descritas por Francisco en el ámbito histórico a partir de las misiones que desarrollan. Una manifestación de la Trinidad que sale del campo teológico latino y se aproxima a la teología patrística oriental. 2. L A E NCARNACIÓN DE LA T RINIDAD ( V .4-13) El pequeño credo que hace Francisco se caracteriza por resal- tar la Encarnación del Hijo en la humanidad. La entrada de la Trini- dad en la historia se produce “ por nuestro bien” (v.11), a través del “Verbo del Padre” (v.4) y del “ Espíritu del Señor” (v.48). Ambas encarnaciones son un mismo y único compromiso de la Trinidad, que la carta distingue y distancia, dando continuidad histórica a la Encarnación de Jesucristo en cada momento de la historia 163 . Pero antes de entrar en el modo de la Encarnación y sus consecuencias para la vida en penitencia, hemos de clarificar qué entiende Francis- co por Salvación y Redención en estos versos. La “voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros y que nació por nuestro bien, se ofrecie- se a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia san- gre, en el altar de la cruz” (v.11 ). Este verso recoge la intención de la Trinidad de acercarse a la humanidad caída por medio del Hijo y LA CARTA A TODOS LOS FIELES: EL FUNDAMENTO…(I) 277 163 La teología occidental llama a este proceso “la Trinidad en la Misión” y supone que el Hijo abre la Trinidad a la historia. J. MOLTMANN, Pensamientos sobre la historia trinitaria de Dios, en SelTeol 16 (1977) 147-159.
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